Tú no podrías darte cuenta de los dolores que tengo,
y es que así serán tantos que sólo hablo de dolores.
Maldito aquel que lee tres palabras y abandona un texto,
porque ha muerto sin siquiera saberlo,
y pasará toda su vida creyendo que sigue vivo.
El día de su muerte no habrá lápida, ni llantos, ni vestidos negros,
porque sabe su mamá que sale muy caro llorar a un muerto dos veces.