Dura batalla en el gimnasio Cyllage

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Nuestro protagonista junto a sus Pokémon estaban en la playa de la ciudad a punto de desayunar.

—Lo siento, solo tengo para cuatro, contándome en el número. Estoy dispuesto a dejarlos comer —dijo el entrenador mientras servía la carne de Clauncher que sobró.

Al tener servidos sus platos, empezaron a comer.

—No puedo negar que me gustaría probar algo para comer de ella —habló de su madre para nadie en específico.

—¿Tienes hambre? —preguntó Calem apareciendo atrás suyo.

—¿Calem, qué haces aquí? —interrogó cambiando su tono tranquilo a uno fastidiado.

—Decidí explorar la ciudad y entrenar —le comentó mientras ajustaba sus lentes de sol.

Hilbert sabía que él no le dirá los Pokémon del líder, así que se resignó ante la posibilidad de preguntarle.

—Volviendo al tema de la comida, te recomiendo comer con Mâche. Es de mis platillos favoritos —mencionó el chico amistoso con una sonrisa.

Calem decidió cambiar de tema, y le comentó que ya ha ganado la medalla. Pero que fue complicada la victoria.

—La líder es muy fuerte —dijo mirando una Poké ball.

Hilbert analizó la situación, y decidió preguntarle si podían mostrar sus equipos. Su rival aceptó la petición.

—Ya conoces a Ninjask y Frogadier. Los otros son Accelgor, y este otro es Zorua —presentó a sus Pokémon con una sonrisa orgullosa.

El entrenador dragón presentó a Goo, Axe y Dragal a los Pokémon de su rival.

Los monstruos de bolsillo se acercaron para socializar con los del otro entrenador. Lo mejor que salió de ahí fueron Goo y Accelgor.

El entrenador de 17 años decidió comer un poco antes de ir a la batalla.

—Muy bien, supongo que es hora de ir al gimnasio —dijo mientras terminaba de comer.

Emprendió un pequeño viaje hasta el pasaje de carrera de bicis. Dónde su mente vagaba en el equipo de Calem, quien solo Frogadier era útil contra el tipo roca. Tal vez estaban exagerando demasiado.

El chico lo guió a una cueva; en ella se encontraba el gimnasio Cyllage.

—¿Qué se supone que debo hacer ahora? —preguntó al ver un muro y un elevador.

—Tienes dos opciones, Hilbert: la primera es escalar el muro; y obviamente la segunda es por el ascensor —respondió colocándose rápidamente en la segunda.

Él maldijo al entrenador de los ninjas, y no le quedó más remedio que escalar el muro, no sin antes devolver a Dei. Sin embargo, escuchó una conversación.

—¿Por qué volviste? —preguntó una voz femenina.

—En realidad, es para apoyar a alguien —contestó la voz de Calem.

Como él no era muy ágil, le estaba costando un montón subir. Hasta hubo veces en las que casi se caía.

En la cima había un campo de batalla;  también unas gradas donde estaba su "rival" sentado.

—Bienvenido, entrenador. ¿Cómo llamas? —le preguntó una chica de vestimenta anaranjada y unas medias negras; su cabello era corto, y de un color morado. Lo que más les llamaba la atención a los retadores, eran sus extrañas gafas.

Él sacó a Dei, y se presentó por su nombre. Entonces ella dijo que se llama Celosia; la líder que ha remplazado a Grant.

—Si quieres mi medalla, tendrás que derrotarme, y te advierto que no será fácil —advirtió la mujer mientras llamaba a uno de esos sujetos de ropa anaranjada.

A por una Dracoventura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora