Inicio del conflicto

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Zygarde y Hilbert habían llegado hasta un misterioso estanque en medio de la naturaleza. Era bastante bonito para la vista del humano.

—*Los humanos lo llaman "el estanque del conocimiento"*

—Nunca oí algo así —dijo mientras se rascaba la nuca.

—*Es una leyenda antigua de Kalos. Un estanque que permite conocerte a ti mismo. Antes de comenzar a entrenar, debes enfrentar todas tus dudas* —declaró el legendario con forma de perro.

—¿Qué se supone que deba hacer? —preguntó disgustado por la idea. Le recuerda a esos libros clichés donde debe enfrentarse a su lado oscuro.

—*Solo debes sumergir la cabeza ahí* —respondió mientras el chico le hacía caso—. *«Este es el estanque donde los humanos especiales de antes entrenaban para unir sus mentes con la de sus Pokémon. Así que te permitirá estar más centrado»*

Al sumergir su cabeza en el agua, sintió como si hubiera caído dentro. Era una sensación extraña, pero rápidamente quiso salir porque se dio cuenta que se podría ahogar.

No necesitas salir. Puedes respirar aquí —dijo una voz muy amigable y conocida para Hilbert.

El muchacho de 18 años comenzó a respirar, dándose cuenta que era real. No sé estaba ahogando como creía.

Al voltear, se dio cuenta que era él mismo quien se lo dijo. Pero este tenía una mirada amistosa.

Veo que sabes quién soy, ¿no? —preguntó con las manos atrás de su cabeza.

—... No.

Vamos, sé que estás mintiendo. No puedes mentir lo que ya es una mentira. Pero bueno —se resignó en intentar convencerlo de decirlo—. Si tuviera que decirlo de una forma, sería tu lado blanco. ¿No recuerdas cuando gritábamos "ganaré la liga Pokémon" como "ritual"?

—No volveré a ser ese niño. —Retrocedió lentamente de manera inconsciente.

Antes de iniciar tu viaje, eras completamente negro, pero gracias a todos nuestros amigos has podido mejorar  —dijo sonriéndole de manera orgullosa.

—¿De qué hablas? No lo entiendo.

—¿No lo entiendes, o tienes miedo a entenderlo? Ese es tu mayor problema, no sabes manejar tus emociones y por eso terminas mal, pero el guardarlas tampoco es la solución —regañó mirándolo fijamente—. ¿Has podido aprenderlo durante el viaje?

Por instinto miró hacia atrás, y empezó a recordar todo lo que ha hecho en esta aventura. Lo que iba a ser una simple batalla contra Valerie se convirtió en entrenar con Zygarde para evitar la catástrofe que de avecina.

Le llevó mucho tiempo aprenderlo; derrotas consecutivas, distanciarse de quienes intentaban acercarse a él y por último, pero no menos importante, refugiarse a través de no mostrar emociones. Si no lo hubiera hecho, tal vez habría aprovechado la oportunidad que Vern le dejó.

En fin, no debes dejarte llevar por el blanco, ni tampoco por el negro. Quién sabe, tal vez podamos ser digno de los dragones legendarios algún día —mencionó el otro Hilbert mientras apuntaba su puño al cielo.

—Creo que por fin logró entenderlo —expresó mirando su gorra, que le recordaba a su época en Unova.

¡Buena suerte salvando el mundo! —animó con bastante energía.

—¿En serio era tan irritante de más joven? —preguntó sin poder evitar una sonrisa por como se apoyaba él mismo.

¿Tan amargado soy de grande? —cuestionó con los brazos cruzados.

A por una Dracoventura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora