Deseo de venganza

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En las remotas islas de la región Alola, se encontraba una criatura durmiendo en una cueva.

Este era una especie de tigre amarillo con rayas negras y unas pocas celestes. Su altura era de un metro y medio. Se notaba tan tranquilo que nadie lo notaría peligroso.

Al abrir los ojos, se revelaron de un color celeste que combinaba con los rayos que puede lanzar.

—*Por fin despertaste* —habló un pequeño Pokémon. Su estatura era de 50 centímetros. Un color morado claro y una especie de marrón. Sus ojos eran verdes. Tenía una sonrisa traviesa en su rostro.

—*Hoopa, esta vez solo dormí dos años* —dijo mientras se refregaba los ojos para despertar.

—*Tú eras el que quería despertar este año, Zeraora. Pero me costó encontrarte* —mencionó el singular Pokémon dando una vuelta.

—*Soñaba que peleaba contra alguien. Era un mítico como nosotros, pero me resultaba conocido* —explicó terminándose de limpiar—. *Además, sabes que debo cambiar de lugar constantemente*

—*Era solo un sueño. ¿No recuerdas la vez que soñaste que te encontrabas con lo que los humanos llaman Idol?* —preguntó aguantándose la risa.

—*¿Te burlas de mí? Me sonaba haberlo visto en alguna ocasión* —comentó estando pensativo de dónde pudo verlo.

Se quedó pensando durante uno minutos hasta que se levantó para comenzar a levantarse.

—*Ah, ya recuerdo. Es donde mi antepasado murió con unos ninjas. Ese extraño que se transformó*

—*¿No te molesta ese hecho?* —interrogó Hoopa observándolo con detenimiento.

—*Me da igual. Él se lo buscó. Pero yo solo quiero verlo con mis propios ojos* —Comenzó a caminar afuera de la cueva—. *Así que deberemos ir a esa región llamada Kalos*

El pequeño singular le preguntó cuánto tardarían en llegar a su refugio cuando lleguen a la región con sus portales.

—*Más o menos lo que dura un capítulo de anime* —respondió el tipo eléctrico con molestia—. *Creo que preferiría seguir viendo anime con tus portales*.

Hoopa lanzó uno de sus anillos para crear un portal misterioso. Ambos lo atravesaron, y por casualidades del destino, llegaron a lo que parecía ser un templo.

—*Vamos a entrar, tengo curiosidad de saber qué hay* —mencionó Zeraora flotando allí sin la aceptación del compañero.

El otro mítico se sentía inseguro sobre entrar ahí, pero se tuvo que resignar.

Una vez dentro, se dieron cuenta que estaba Calem junto a Banette estudiando lo que parecía ser un pergamino.

—Hmmm, no lo comprendo. Esto no logro entender lo que dice —se quejó con molestia porque no lograba comprenderlo.

Las palabras que estaban escritas, eran en un lenguaje extraño. Por lo que tendría que deducirlas de alguna manera.

—*¿Quién es él?* —preguntó Zeraora con poco interés en el humano.

El chico se dio cuenta que lo estaban observando, y decidió escuchar su conversación. Aunque su compañero fantasma no los había notado.

—*No lo conozco, pero está en este templo* —dijo lo obvio con una sonrisa.

—¿Cómo conoces este templo? —interrogó Calem interesado en los Pokémon.

—*Lo siento, no puedo decirlo* —respondió con la mirada en otro lado. Su felicidad se había ido.

A por una Dracoventura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora