A por una Dracoventura

Operación: rescate de prisioneros

Calem, Grant y Valerie junto a la compañía del profesor Sycamore se encontraban aprisionados a través de una puerta que estaba bloqueada.

—Es inútil, si tocas la puerta por dentro mandará una alarma a los guardias —comentó Hilary mirando como Calem una a intentar abrirla.

—¿Qué haremos ahora? Estamos totalmente atrapados —dijo Dexio con frustración.

—No se preocupen. Tengo un plan B —reveló el entrenador ninja con una sonrisa confiada.

Explicó que Zorua sigue allí afuera, y que pronto los vendría a ayudar. Solo deben esperar.

—Espero que tengas razón —comentó con preocupación por su hijo, que sigue siendo un misterio su ubicación.

De repente, se escucharon unas explosiones que sorprendieron tanto a los prisioneros, como a los reclutas del team flare.

Por el otro lado, Zwei, Dragal, Goo, Diancie y Victini causando un alboroto en el laboratorio.

Unos soldados salieron volando por los ataques de los Pokémon, al punto en que las élite tuvieron que aparecer.

—¡Tú! —exclamó Celosia al verlo en las instalaciones.

—¿Cómo es que llegó aquí? —se preguntó Mable totalmente sorprendida.

—Tal vez quieran resolver esto afuera, si no quieren tener daños más colaterales en su laboratorio —ofreció Hilbert con una mirada seria, pero tranquila.

—Hagamosle caso, así podremos usar a las aves legendarias con su máximo potencial —susurró Aliana a sus compañeras.

—*¿Estás seguro de esto?* —interrogó  Diancie con inseguridad de darles chance de luchar con todo.

—Sí —respondió antes de empezar a correr—. «Ya alejé a las tres. Serena... es tu turno»

...

La mencionaba estaba siendo guiada por Zorua en las instalaciones. Y al ser parte del team flare, podía pasar desapercibido.

En la mente de la sobreviviente seguían los pensamientos de culpa que sentía hacia Victini y el resto, pero ya no podía seguir atormentándose.

—«No puedo seguir así. Estoy aquí para resolver mis errores, no para recordarlos» —reflexionó negando con la cabeza.

Al estar hundida en sus pensamientos, no se dio cuenta que había llegado al frente de una puerta.

—¡Alto ahí! —exclamó un recluta.

Ella al voltearse, vio a un montón de soldados comunes del team flare. Probablemente se preparen para la batalla.

—¿Qué haces aquí mientras hay un intruso? —preguntó uno con extrañeza.

—Eso debería decirlo yo. Ustedes deberían ser lo que se encarguen de esto —contestó con una mirada fría—. Yo me encargo del trabajo entre las sombras.

Todos se marcharon al entender los motivos de Serena. Y tenían razón, ella siempre actuaba desde la oscuridad.

En aquella habitación habían unas Poké balls atrapadas en una máquina que las sellaba.

—«Los Pokémon de todos. Esta máquina neutraliza el dispositivo que permite que estos salgan» —analizó con detenimiento en su mente—. «Son varios para llevármelos en la bolsa... No tengo opción, tendré que arriesgarme»