Batalla contra Sala

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Habían pasado unas semanas desde la batalla con el team flare. Todo era paz y tranquilidad desde entonces; la gente y Pokémon han trabajado muy duro para reconstruir los lugares que fueron afectados esta organización.

Hilbert se dirigía a la ruta 13, pero en el camino se encontró con Serena.

—Hola, Serena —saludó, y siguió caminando como si nada.

Pero entonces es detenido por la chica que se sintió algo ofendida por ser ignorada de tal forma.

—Me preguntaba si quisieras acompañarme a una cosa —ofreció con una sonrisa, pero para Hilbert se veía como una amenaza más que un pedido.

—Está bien.

Caminaron juntos hasta una banca para conversar un poco por petición de la chica.

—¿Qué opinas de esta gente? —preguntó observando algunos trabajando por reconstruir Lumiose.

—No entiendo qué debo entender —contestó mirando lo mismo que ella.

—Esta gente está trabajando duro para reconstruir la ciudad. Sin embargo, la de ciudad Shalour es todo lo contrario —añadió bajando su mirada a sus piernas.

—Sabes, me hubiera gustado luchar con Lysandre. —Se quitó la gorra para observarla—. Mi hermana me contó que ella a veces cuando lucha, siente que conecta con la otra persona.

Ella lo miró con detenimiento; indirectamente le estaba diciendo que le hubiera gustado entender a Lysandre.

—Yo... en cambio, no logro algo así —murmuró algo frustrado—. Pero quién sabe, tal vez hubiera podido saber más de sus razones para hacer lo que hacía; si era un científico probando experimentos, una persona con buenas intenciones siendo manipulada o tal vez, un villano manipulador.

—Nunca respondiste mi otra pregunta —contestó con una sonrisa, puesto que ella sabía la incógnita de Hilbert.

—Supongo que así somos: actuamos una vez que los problemas son causados —respondió observando a la gente que pasaba por ahí.

Serena comprendió su pensamiento, puesto que ella también lo compartía.

—Y bueno, ¿a dónde ibas? —preguntó para cambiar de tema.

—Me dirigía a la ruta 13 para ver a la mamá de Gab —explicó mientras terminaba de ajustarse la gorra.

—Ya veo. Yo por mi lado estaba explorando un poco —mencionó con una sonrisa falsa, pero cerró sus ojos para intentar disimular.

Para su fortuna, Hilbert no logró darse cuenta de este detalle.

—Si quieres, puedes acompañarme. —Observó que estaba muy pensativa—. Eh, ¿Serena?

—Oh, ah, no te preocupes —dijo intentando sonar lo más alegre posible—. Tengo trabajo pendiente, así que gracias por conversar conmigo.

Ella le dio un rápido abrazo de despedida, y entonces se fue dejando extrañado a Hilbert.

—¿Realmente estará bien?

—«Pensaba que iría tras Hilbert, pero veo que no es así» —Miró al cielo como si hubiera algo ahí.

El entrenador siguió su camino junto a Drei y Gab para ir al hogar del segundo mencionado.

El Hydreigon estaba mirando para todos lados; ahora que tenía visión, quería explorar lo más posible.

Les sorprendió ver que habían unos Gabite en el lugar. Eso significaba que no estuvieron perdiendo el tiempo.

—Veo que ya se encuentra mejor —dijo observando el estado de la madre.

A por una Dracoventura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora