Emily Brownbear es la menor de sus dos hermanos, y la menor de la segunda generación de Brownbear's. Bisexual y abiertamente Géminis. Casi invisible ante el ojo público, casi un trofeo ante los negocios de su familia.
Su vida parece estar completame...
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➵ Secuestrada Check
—EMILY— —BROWNBEAR—
Me paniqueé.
Me mantuve seria y serena por fuera. Sin embargo, para mí mala suerte, Armond me conoce muy bien y probablemente sepa que me paniqueé.
Tenía mucho tiempo de no sentir ese delirio de persecución. Era extraño, era como un balde de hielo por la espalda.
Los amigos son amigos para siempre y por siempre...
Él se rió de mí. Lo áspera y gruesa de su risa inundó toda la cocina y parte de la sala. Quizás todo el departamento.
—Relájate, fue una broma.—Dijo burlón. Llevándose la malteada a la boca.
Bufé.—Estoy relajada. No es la primera vez que alguien me dice que le gustó. ¿Tengo cara de niña de primaria?
—Eres mi niña de primaria.
Se inclino hacia mí, lo suficiente como para ver la pequeña cicatriz que se camuflaba por la mitad de su ceja. Lo verdoso de su mirada se clavo en mis ojos, sus pupilas buscaban algo en mi alma, un punto débil. Pero no sé lo dejaré tan fácil.
—Te pusiste nerviosa.—Me acusa.
—No es cierto.—Contradigó.
—Dejaste de respirar.
—Estoy ahorrando aire.
Entrecierra los ojos. Yo levanté mi mentón para darle la ilusión de que estoy segura de mis propias palabras. Él se endereza, ha elegido el camino de la paz al ofrecerme el té que tiene al lado. Yo acepto la ofrenda.
Me sentí en terreno seguro cuando Armond me dejó de ver con sus bonitos ojos acusadores. Al poner mi cara de amarga nadie sabía lo que pasaba por mi mente. Y cuando tienes una mente como la mía, eso es una bendición.
Llevas una máscara y nadie sabe lo que pasa.
Sin embargo, noté de que el hecho de que Armond me conociera tan bien, era muy contra producente para mí. Estando con el moreno ojiverde, soy una persona sin filtros. Casi toda mi familia pude tener el honor de tenerme sin filtro, pero Armond es tan especial para mí, que él es la excepción a la regla.
A pesar, de que ponga la máscara, Armond siempre vé a través de ella.
De el cenicero (que yo convertí en un platito para poner chocolates), tomé un Kiss. Al fin de cuentas, ayude a Armond en el proceso de dejar de fumar, así que ya no tuvo mucha utilidad después de eso. Claro, aún se fuma uno de vez en cuando, pero ya no es una costumbre. Él tomó otro de los Kisses y lo desenvolvió de su cubierta metálica, llevándolo a su boca, pasando por sus carnosos y rojizos labios.
