21. ➵ Me lleva, la que me debería de comer

1.3K 84 14
                                    

⟦20⟧

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

20

Me lleva la que me debería de comer

—EMILY—
—BROWNBEAR—

—¿En serio quieres irte? —Pregunto, descansando su cabeza sobre la mía.

Podía sentir su respiración cansada acariciando mi cabello. Sus brazos rodeándome el cuerpo. El corazón casi explotando en su pecho, me masajeaba inconscientemente los oidos. Lo habíamos hecho por segunda vez, solo para matar tiempo. Estábamos tan sencibles que habíamos acabado en un tiempo razonable. Karter ya estaba por llegar, o eso es lo que decía su mensaje.

—Tengo cosas que hacer por la mañana y quiero seguir al pie de la letra mi rutina. No es nada personal.

Realmente si era personal. No me gustaba tener un trato cercano con las personas con las que me acostaba, por que eso hacía que pensara que había una brecha abierta entre nosotros. Yo no busco parejas, busco sexo y ya. Yo no me quedo abrazada hasta el amanecer, ni espero el desayuno, ni ninguna ridiculez de esas. Era básica, y un poco hija de puta.

Jake se resigno, luego de rogarme por quedarme un rato más. Preparó café y nos sentamos en su sala un rato. Puede ver fotos de quién supongo era él de pequeño, de su hermano y de su madre. Por ningún lugar había rastro de fotos de su padre. ¿Por qué los que tenés daddy Issues cogemos bien? Es un dilema.

—Podemos vernos luego de esto, ¿O no? —Pregunto él, viendo el fondo de su taza.

—¿Quieres volver a verme? —Le devolví la duda, un poco más juguetona.

—Si puedo hacerlo siempre, me gustaría mucho.

Ahogue una risa. No sé en qué momento, lo estaba viendo y estaba sonriendo. Jake era casi adorable. Si yo no fuera quien soy, tendríamos una linda relación o algo así. Jake no era un mal tipo.

Algo me puso en la necesidad de sentarme en su regazo. Él me daba besos por todo el rostro. Pero a mí no me podía importar menos, empezaba a besarlo en los labios con ferocidad.

—Tienes mi número de teléfono, puedes llamarme cuando quieras y estaré aquí —Dije, entre besos.

Sin embargo, Jake me paró casi de inmediato.

—Emily, no hablo de eso.

Me aparté levemente de él. Lo miré seria.

—¿De qué hablas entonces?

—Bueno, no sé, solo salir —Se rasco la nuca. Sus ojitos de cachorro me vieron espectante.

—¿A parte de tener sexo?

—Podría ser.

Escuchamos una bocina antes de seguir hablando. Pude reconocer que era del auto de Karter. Me levanté de su regazo. En sus pupilas pude ver cómo querría seguir rogándome por qué me quedara. Pero yo no podía. Capaz me ablandaba un poco y la terminaba cagando. Ya en el pórtico de su casa nos besamos unas últimas veces. Otra vez la estúpida bocina de Karter.

¿Quien se queda con el oso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora