35- ➵ Querida Emilia

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Comenten o el próximo capítulo vemos el funeral de Emily 💅🏼😘

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Querida Emilia

— EMILY—
— BROWNBEAR —

Luego de ver cómo Apple azotaba la puerta. Tomé mi cabello para tranquilizarme y no correr detrás de ella. Si no me tranquilizaba, iba a hacer una escena en el café.

Respira, Emily. Respira.

Al paso que voy, voy a qué dejarme pelona.

Dios, ¿Por qué me está pasando esto a mí sí yo fui a catecismo?

Quien fuera el hijo de puta que vino aquí, usó mi oficina como Motel y por su culpa Apple se haya enojado, se las va ver conmigo. Le va a ir muy pero muy mal.

Recobré la compostura y me dirigí a la computadora, luego de un par de contraseñas, me metí a las últimas grabaciones de la oficina y encontrar a obrador de mi desgracia.

Maldita sea.

Era Karter, y una tipa que sepa Dios de dónde la saco.

Cría cuervos y te sacarán los ojos.

¿Ubican la escena de Regina George en la que está gritando en su habitación buscando el Burn Book? Esa era yo, pero mandándome el archivo de las cámaras a mí teléfono.

La rabia que me dio en ese momento no se comparó con nada. Y no entendía por qué, ¿Por qué estaba tan enojada?

Respiraba profundo tres veces, y volvía a respirar profundo otras tres veces más, y así hasta calmarme. Me sentía tan asfixiada, que quería romperle la cara a alguien. Una vez más tranquila, subí a mi auto y fuí a casa a confrontar a Karter. Antes de entrar a casa, respiré profundo otras tres veces, igual.

La suela de mis zapatos pegaban contra el piso como si fuera capaz de romperlo, subí las escaleras igual; sonaban como las pisadas del diablo, y al no ver a nadie me estrese aún más.

Un mensaje de mi madre, diciendo que la señora Lancaster quería reunirse conmigo para hablar sobre el trabajo, hizo que me relajara un poquito más. Me metí a bañar, porque hacía calor, porque quería verme presentable y por ver si se bajaba mi enojo. Me puse una camiseta polo blanca, junto con unos pantalones de pinza y los mismos zapatos blancos con los que vine. De accesorios me puse mi brazalete italiano, un collar dorado y unos pendientes dorados.

De maquillaje me hice algo sencillo, pero hice lo posible por cubrirme los chupetones y las mordidas de Apple, especialmente los que tenía en el cuello y la cara.

En mi habitación, busque exactamente todo mi portafolio de recetas, de diferentes culturas y países. Era como una pequeña Wikipedia, donde estaba todo mi talento.

Ya estaba lista, volví a bajar, caminé hasta la cocina y ahí lo encontré, Karter el armador de desastres, de lo más normal comiendo sobras.

Me volvió a hervir la sangre. Llegue de la nada y lo tome de la oreja. Era lo más pasivo agresivo que podía hacer en ese momento.

—¡Auch! ¡Auch!—se quejó. Tratando de soltarse del agarre. Me miró una vez dejo de forcejear, todavía tuvo el descaro de fruncirme las cejas—¿¡Que te pasa, Emily!?

¿Quien se queda con el oso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora