Emily Brownbear es la menor de sus dos hermanos, y la menor de la segunda generación de Brownbear's. Bisexual y abiertamente Géminis. Casi invisible ante el ojo público, casi un trofeo ante los negocios de su familia.
Su vida parece estar completame...
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➵Ricky que veo, Ricky que pateó
— EMILY — — BROWNBEAR —
El aire helado del estacionamiento me golpeo todo el cuerpo. Mientras que las luces solo llegaban a golpearme la terrible sensibilidad a la luz que habían tomado mis ojos.
Aún no podía identificar al hombre que todavía me tenía del brazo, pero mis mecanismos de defensa hicieron que mis tacones de clavaran en suelo para no seguir avanzando de la mano del desconocido. Cuando pare, pude ver mejor a mí secuestrador.
Cabello negro, estatura promedio, piel pálida, reloj caro. Muy caro.
Hey, se parece a mi ex.
Mi... Ex.
—¿Richard?—Pregunté, todavía aturdida por el cambio de ambiente.
El tipo se dio la vuelta, y definitivamente era la rata de alcantarillado de mi ex.
S.O.S., please someone help me
Me solté de su agarré.—¿Que estás haciendo aquí, Richard?
—Estoy tratando de salvar nuestra relación.—Habla, como si lo que saliera de su boca fuera obvio. Él trata de volver a tomarme del brazo pero lo esquivó.—No hagas más shows, Emily. Solo arreglemos ésto. Discúlpate.
—¿Disculparme, qué? ¡Terminamos!
—¿Enserio vas a tirar meses de relación por un pequeño error tuyo?
—Sí, ¿Algún problema?
Vuelve a tomarme del brazo.—Emily, te estás comportando como una niña, estás muy borracha y luces como una ramera. Vamos al departamento.
—¿Sabes qué luce como una ramera? Tu puta dignidad.—Le doy un manotazo para me suelte.—Sabes lo que dicen de los niños y los borrachos, simpre decimos la verdad, ¿Quieres una verdad? Tu prima coje mejor que tú.
Me atrajo a él, con mucho más fuerza de la que mi pobre humanidad alcoholizada podría recistir.
—A mí no me vas a hablar así, Emilia Brownbear.
La presión que su mano ejercía en mi brazo empezó a molestarme.—Sueltame, Richard.
Mire el odio en sus oscuros ojos negros. Lo último que sentí fue una cachetada que me hizo girar el rostro por completo. La sangre me hirvió bajo la piel punzante de mi mejilla.
