➵ 25. Te mentí, no quiero ver Netflix

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Misma dinámica que el capítulo anterior: ¿Quieren más de Apple y Emily? Comenten o mando a Apple a ver si en el reino de los cielos hay wifi. 🔫🙂

Pd: ESCUCHEN ESA CANCIÓN ✨

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25

Te mentí,
no quiero ver Netflix.

—EMILY—
—BROWNBEAR—

—¿Qué? —Pregunte de mala gana. Mientras estaba enterrada entre los papeles de la oficina

—Señorita Emily, el servicio de limpieza que contrató  me acaba de informar que ya terminó.

Me levanté rápido.

—Gracias por avisarme, Grecia —Dije, con un mejor humor.

Estaba por romper una tradición familiar, y esa era, vivir en la casa familiar. Era la primera en dos generaciones de Brownbears en comprar una propiedad para mí sola. Puede que no sea una mansión, ni una casa, pero era un departamento, muy bonito y bastante lujoso. Para ser sincera, nunca me imaginé tener un departamento en la cuidad. Digo, si fuera en otro país es pasable, pero aquí estoy a unos 30 minutos de la casa de mis padres. Y no sé si eso es extraño.

Y se preguntarán, ¿Emily, por qué compraste un departamento?

Simple, a Apple no le gustan los moteles.

Suena crudo, pero es una realidad. A Apple no le gustan los moteles, dice que no confía en su higiene y que se sentiría como una "chica de servicio" si yo le pido ir a tener sexo ahí. Estoy empezando a creer que mi chica es algo conservadora. Pero, a decir verdad, eso no me molesta. Unido a eso, a mí tampoco me entusiasma la idea de pagar una habitación por algunas horas, cuando lo que me hace ilusión es poder pasar uno o dos días acostada en la cama con ella; quizás no teniendo sexo, pero si estando a su lado.

El punto es de qué, ya llevamos un par de semanas organizando nuestra "relación" desde que le confesé lo asquerosamente enamorada que me traía. Hablábamos de nosotras y etcétera, como se supone que se hablan dos chicas enamoradas la una de la otra. Pero hacer las cosas con "calma" está siendo agobiante para ambas. En especial por qué nos tenemos unas ganas terribles.

Así que hice lo que cualquier persona haría, buscar una solución que sea satisfactoria para ambas partes, por eso me hice de un departamento. Mandé a un equipo de servicio a ambientar todo y que no pareciera un piso solitario.

Salí de la cafetería y me dirigí a mi nuevo hogar. Llegue relativamente rápido, al menos no había mucho tráfico, aparqué el auto, saludé a los señores de la entrada y subí por el ascensor. Antes de llegar, en el pasillo me tomé con una chica. Alta, de cabello negro y ojos verdes. Vestía un conjunto elegante y traía consigo un maletín.

—Emily Brownbear —me saludó—, la diosa hecha mujer, nuevamente frente a mí.

Kenia, es su nombre. La conocía hace ya unos años en la universidad, ella estaba en el último año de administración de bienes raíces cuando se me dió la maravillosa idea de coquetear con ella. Estaba en segundo año y me parecía bastante divertido el poder enrollarnos. ¿Lo conseguí? Sí. Tuvimos sexo al menos unas cinco veces, tal vez más, no lo recuerdo.

¿Quien se queda con el oso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora