Capítulo 41

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Todos querían descansar después de la batalla, pero no estábamos ahí para perder el tiempo. A la mañana siguiente después de la fiesta, preparé mi ejército para ponernos en movimiento. Mientras los soldados aguardaban en el valle cubierto de cenizas donde luchamos, mis concejeros cercanos y yo nos despedimos de los monarcas de Stormhold en el castillo.

Orion e Yvette estaban en compañía de sus tres hijos varones.

―Estaremos en contacto, pronto recibirán noticias sobre nuestros avances―Declaré, mirándolos a ambos―

―Te deseamos suerte en tu campaña para recuperar Valoria, si necesitas ayuda no dudes en enviarnos un mensaje y acudiremos a ti―Respondió Orion, solemne―

―Gracias, valoro mucho su oferta, pero espero no verme obligada por esas circunstancias―Contesté, soltando un bufido―

―Ha sido un placer, Alanys Thorne―Indicó Yvette, modesta―

―Igualmente, altezas―Concluí, asintiendo con la cabeza―

Los tres inclinamos la cabeza, luego estrechamos nuestras manos en un apretón firme y nos sonreímos por última vez. Mi comitiva y yo descendimos los escalones del castillo y comenzamos a caminar. Pasamos por afuera de las casas de los ciudadanos de Anatolia y cuando estuvimos frente a las puertas de la muralla, miré por encima de mi hombro a la pareja de reyes que nos despedían agitando una mano en el aire. Atravesamos la puerta y abandonamos la ciudad, uniéndonos a mi ejército.

A esas alturas, la noticia de la derrota de Caesar Avington ya se había extendido

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A esas alturas, la noticia de la derrota de Caesar Avington ya se había extendido.

Mi tío que gobernaba en Valoria se enteró de que iba a por él, por lo tanto, esperaba resistencia de su parte. Nerom no se rendiría sin dar la pelea antes, aunque fuera un traidor y un cobarde, prefería morir en una batalla en lugar de pudrirse en la cárcel. Porque como cualquier integrante de la familia real, es orgulloso y engreído. Además, tampoco perdería la oportunidad de darle una lección a su sobrina.

Podía permitirme otro enfrentamiento, no había perdido tantos hombres y mi ejército se mantenía en buenos números. Considerando lo destruido que está el castillo, preveía que sería sencillo tomarlo por la fuerza. No me importaba reducirlo a escombros, podía reconstruirlo después. Porque no planeaba negociar con mi tío, le aguardaba un castigo peor que la muerte por el hecho de ser mi familia. Compartíamos la misma sangre y a pesar de eso nos traicionó. Se merecía lo que iba a ocurrirle, él se lo había buscado al ponerse del lado de Caesar.

Nos encontrábamos a una distancia de trescientos kilómetros, pero apenas nos detuvimos para colocar el campamento. Habría mucho tiempo después para ese tipo de cosas mundanas, tenía prisa por llegar a Valoria cuanto antes. Así que en lugar de cabalgar con mis hombres, monté en Draconis para adelantarme y evaluar la situación. Necesitaba hacerme una idea de con qué nos encontraríamos.

Me sorprendió descubrir que los constructores habían reparado grandes secciones del castillo que antes estaban muy dañadas. Además, un ejército de buen tamaño estaba detrás de las murallas. Regresé volando a toda velocidad para convocar una reunión urgente con mis generales, ya que debíamos trazar una estrategia de ataque. Los soldados instalaron el campamento, pero solo las tiendas importantes como la mía, la enfermería y la de cocina.

Corazón EtéreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora