V. Océano.

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Moroha empezó a sentir ciertas náuseas al haber estado volando por un largo rato no sin antes quejarse.

—¿Me vas a bajar en algún momento? Me siento mareada.— se quejó ella observando lo ancho del océano y el sol iluminándolo

—Que poco soportan los medio demonios.— bramó el demonio perro sin hacerle caso

—¿Adónde me llevas?— reclamó la chica retorciéndose

—El amo ha insistido en mandarte a buscar, si fuera voluntad de otros demonios ya estarías muerta.— informó él escuchando la corriente del mar

Una mancha marrón se divisaba desde arriba, un pedazo de color que no le pertenecía al océano en si.

—¿Eso es...?— susurró ella reconociéndolo, el navío de Kirinmaru ahora se establecía lejos de donde una vez lucharon arraigadamente

—Si, el amo Kirinmaru ha enviado a por ti aunque sigo dudando porqué.— el demonio perro se echó en picada hacia el barco sin interesarse de lod gritos de la cuarto demonio

Tan pronto como cayó dio un pequeño respingo para aterrizar en la proa del barco sin intenciones de tener descenso suave, Moroha gritó antes de que el demonio perro la escupiera provocando que rebotara en la dura madera.

—Ya era hora de llegar.— suspiró el gran monstruo antes de cambiar de apariencia, la enorme aparición regresó a una forma semi humana, un armadura casi decorativa vestía el pecho de la criatura que dio varios escupitajos antes de secarse el hocico con las garras
—No debe existir peor sabor que el de los medios demonios.— voceó él

Moroha quedó impactada, había escuchado hablar de las bestias del clan perro pero nunca había visto una hasta ahora y aún así se preguntaba internamente que hacia este demonio bajo el mandado de Kirinmaru.
Una risa gentil se dejó oír a la par que se acercaba.

—Llegas un poco tarde, Haiiro. Al amo Kirinmaru no le agradará eso.— recordó la demonesa que sostenía una sombrilla

—¿Quién rayos eres tú? ¿Porqué estoy en el barco de Kirinmaru?— replicó Moroha enderezándose

—No hay porque temer, señorita Moroha, me llamo Kimi y seré quién la ayude durante su estadía aquí.— la saludó la demonesa de cabellos rubios antes de entregarle una reverencia

—¿Estadía? No puede ser real, ¿porqué querría él mantenerme aquí?—

—En verdad no sabes nada, es increíble que aún estés viva.— aseguró el demonio perro de manera imponente

—Apurate, presentate ante el amo y llevale tu obsequio.— rió Kimi cerrando la sombrilla

—¿Obsequio? Oye ¿como te atreves a llamarme obsequio?— gruñó Moroha pero las garras de Haiiro se clavaron en su hombro de manera amenazante

—Camina medio demonio o serás mi almuerzo.— declaró Haiiro obligándola a caminar

La cuarto demonio no tuvo otra opción, sin salidas a la vista se encaminó a la entrada de uno de los tantos compartimentos del navío.
La hija de Inuyasha miró al ras de su hombro la expresión de la demonesa que la recibió, una hermosa chica con elegante kimono llamándola de usted.
Ahora un demonio perro presentándola ante Kirinmaru, ¿que sucedía?
Al traspasar la torreta fue fácil divisar el trono con el rey del alba posando en un hipnótico letargo, las ventanas dejaban paso a la luz bronceada del sol que resaltaba cada detalle del cuarto.
La paz era el resultado de la sinfonía en común de las olas y la madera meciéndose con suavidad.
Haiiro la llevó unos pocos pasos antes de arrodillarse ante el silencioso Yokai.

Mitad humana, mitad reina. [Terminado] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora