XXIV. Fuego

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El patio de la mansión se vio rebosada de pobladores de la ciudad la mañana siguiente.
Moroha tendría que enfrentar a la señora de la ciudad con un amplio público ya que bastantes pobladores fueron a ver la lucha, incluyendo los miembros de la junta yokai. 
Moroha se sentía libre en su vestuario normal, capaz de luchar con total comodidad.
Kimi renegó de tener que guardar la prenda pero pelear con prácticamente una vestimenta formal se le haría incómodo.
Todo estaba puesto para una batalla en el majestuoso y basto patio donde el sol bañaba cada muro de piedra.
Moroha estiró sus brazos al sol satisfecha de estar en tierra firme.

Azami pelearía vestida como si fuera una emperatriz con sus tocados propios aunque la cuarto demonio tuvo la intuición de que se trataba de técnicas, la intentó matar una vez con pasadores de cabello.
Los pobladores tomaron asiento en los múltiples lugares alrededor del patio, emocionados por ver una batalla como esta.
Naoko y Shige acompañaron a Kirinmaru en los tronos del castillo mientras Kumo y Kimi tomaron lugar entre la gente.
La chica se presentó palpando la almeja cerca de su corazón.

Kirinmaru llamó al silencio levantando su mano.

—Que el duelo sea visto como el derecho de esta cuarto demonio como descendiente del gran Inu no Taisho en este mundo, que sus méritos la hagan digna de su título. Azami, es tu deber obedecer a un duelo que conlleve al choque de sangres, te deseo suerte y te pido que seas justa.— refirió él a lo que la señora de la cuidad únicamente parpadeó —Moroha, demuestra que las habilidades de tu abuelo, Toga, siguen vivas en Beniyasha. Pelea bien, ganate el título de la futura reina del alba.— comentó Kirinmaru provocando que la chica se avergonzara mientras parte del público fijó la mirada en ella.

—Maldita sea... tenías que decirlo.— murmuró para si misma la muchacha desenvainando la Kurikaramaru

—Que el combate comience.— sentenció el rey de las bestias sentándose por igual

Azami sonrió de manera abrupta antes de que Moroha se diera cuenta, el silbido de los pasantes le advirtió del truco que esta vez fue capaz de esquivar dando un salto hacia atrás.

—No se te debe enfrentar dos veces, eres buena recordando ataques.— dijo Azami lanzándole otros adornos en su dirección

Moroha los bloqueó con la Kurikaramaru aunque uno rozó su hombro haciendo que la tela del conjunto se desgarrara, la cuarto demonio no dio indicios de sentir dolor alguno.
A comparación de otros ataques esto era apenas un rasguño.

—¡Onda Dragonica Carmesí!— invocó la chica a lo que su dragón salió disparado hacia Azami

La señora de la ciudad mantenía los aires de presunción, esperando por el dragón se quedó inmutable.
Lo inesperado sucedió ya que con su propia mano detuvo el movimiento, Moroha únicamente pudo sorprenderse al ver que Kurikaramaru había sido tomado del cuello mientras se retorcía en chillidos.

—Interesante, una habilidad vistosa aunque no lo suficientemente fuerte como para acabar conmigo. ¿Porque no hacemos esto justo y te devuelvo a tu mascota?— refirió Azami mientras pasadores de punta cubrían el cuerpo del dragón carmesí, en un impulso redirigió a la bestia directamente hasta Moroha que tuvo que esquivar su propio ataque en varios movimientos.

"Kurikaramaru está unida a mi katana, lo hizo a propósito." Pensó la chica evadiendo los pasantes dorados que al caer al suelo rompían parte del piso.

En un acto para evitar el truco Moroha clavó la katana en medio del patio donde los pasadores cayeron en un mismo punto recubriendo la espada, imposibilitando para su dueña empuñarla de nuevo.

—¡Cuidado, señorita!— gritó Kimi en medio del público que alentaba a la señora de la ciudad.

—¿Eso es todo? Dejame mostrarte como luce el verdadero poder.— amenazó la demonesa mientras sus manos se cubrían de energía diabólica.

Mitad humana, mitad reina. [Terminado] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora