La noche llegó otra vez para los navegantes aunque esta vez el clima ponía un rostro poco amistoso ya que las lluvias llegaron incluso en el mar de los espíritus.
Moroha debía hacerlo, no únicamente para descubrir que quería el rey de las bestias con ella sino por pedido de Joru. Moroha no era una persona que impartiera justicias pero esto les convenía a ambas, vengaría a Joru y sabría finalmente cuál era la causa de tener que soportar esto.
Sin que nadie dudara liberó a la araña espía de la demonesa en la torreta personal de Kirinmaru.
Kimi encendía las lámparas de aceite y Kumo se dedicaba a las órdenes de su amo.
No había nadie que notara su planeada emboscada en cuanto a parecer.
Kirinmaru solía tener esta rutina de pasar de la sala del trono a su camarote o recorrer antes otros espacios del barco.
Como esperaba la chica el rey del alba se dirigía a su propio aposento, sonaba vergonzoso pero debía interceptarlo aún cuando la sola idea parecía forzosa.
Tomando el pergamino de Joru se levantó el kimono interior y colocándoselo en el muslo derecho lo bajó de forma que no se notara a través de la tela añil.
Sus pasos lentos pero rectos le daban seguridad, debía hacer esto sin riesgo de equivocarse."Te deseo suerte, princesa, ojalá logres tocar en lo profundo de su alma marchita." Pensó Joru desde su residencia en la isla nevada, observando cada detalle desde los ojos de la araña
Moroha entró a los aposentos del rey de las bestias, en la habitación principal no se hallaba, entonces debía buscar en la torre.
Subiendo las escaleras agarró el kimono para rajarlo a la mitad con las garras.
Sabiendo que Kirinmaru se hallaba allí tiró la tela despedazada al comienzo de la torre cosa que no pasó desapercibida para el rey de las bestias.—Basta de tus juegos enfermos, estoy cansada de tus mentiras. Hoy viví una gran humillación recordándole lo que le hiciste a esa chica, quiero que me respondas ahora mismo.— reclamó la cuarto demonio abordando el espacio
Kirinmaru se limitó a tomar el antiguo kimono con una expresión que ella no pudo comprender.
—¿Asi que ahora prefieres hablar? Podrías haberlo hecho sin romperlo, que desperdicio.— susurró el daiyokai lanzando la tela al mar
—¿Por qué recordarle la derrota? ¿Que ganas humillándola? Humillándome— dudó la chica forzándolo a hablar
—Debes recordarle a la casta donde queda su lugar, no los ensalces sino quieres acabar como parte de sus aduladores, ¿en el mundo de los humanos no sucede lo mismo?— le preguntó él sin entender la furia de su voz
—¿Lo haces por orgullo?—
—Joru cometió un error al proclamarse como la que le pondría fin a mi vida antes de nuestro duelo, tal vez fui exagerado pero valió la pena ya que solo se recibe lo que uno da a los demás.— explicó Kirinmaru —No me pareció nada agradable que comentara semejante atrevimiento siendo que estaba dispuesto a cederle un lugar de los cuatro peligros, nadie me decepciona sin perder algo a cambio.—
—Eso es muy cruel...— suspiró enfadada la cuarto demonio
—¿Por qué este repentino interés en las cosas del pasado? ¿Es que te agradan así de rápido tus contrincantes? Tal vez compartes el odio que sientes hacia mí.— trató de discernir el soberano del alba
—Si los demás te odian deben ser por tus acciones, le hiciste daño a mucha gente y por lo que veo a los de tu misma especie.— enunció ella con lastima en la voz
—Mido mis fuerzas con quien pueda igualarme pero te equívocas, durante la guerra de los demonios y los humanos tu abuelo insistió en proteger los territorios de los mortales, por respeto y por igualdad de poderes eliminamos el cometa para mantener este mundo en paz. Ambos clanes mantuvimos la paz al menos por un tiempo.— se sinceró él
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Mitad humana, mitad reina. [Terminado]
Hayran KurguMoroha es la nieta de Inu no Taisho, aquél que fue cercano a el soberano del este. El cuarto de sangre que lleva dentro hace que sea demasiado llamativa. Kirinmaru necesita saber si ella es la verdadera heredera de Toga.