XIX. Corazón

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La batalla contra Juro había culminado de la manera más pacífica para ambas aunque la reputación de Kirinmaru se viera comprometida por la presencia de la corte Yokai ya no podía negar el vínculo que creó con la nieta de Inu no Taisho.
Allí estaba ella con aquella expresión cansada, era una joven a punto de complir quince ciclos lunares pero su alma recalcada hablaba de una sensación madura, de una vida adulta en contra de la realidad.
Kumo se recompuso y arreglando las velas también le fabricó una yukata sencilla a la cuarto demonio mientras Kimi se enredaba en hilos, agujas, telas.
Moroha no pudo evitar preguntarse porqué ella se sentía obligada a terminar el kimono de gala antes de los días necesarios para terminar la prenda.

—No lo entiendo, ¿que va a pasar? ¿porqué coses sin parar?— dudó la chica sentándose al lado de la demonesa que doblaba la tela con cuidado

—Usted no lo entiende, la próxima contrincante no solo es una demonesa agresiva también es refinada y tiene una lengua de látigo. Hace muchos años atrás se burló de mi manera de servir a la familia del alba, osó criticar el kimono de la señorita Zero, ¡que rabia!— chilló la rubia doblando con fuerza las mangas

—La verdad no deberías preocuparte por mí, no voy a mentir, es muy hermoso.— reconoció la cazadora de demonios acariciando la tela de seda roja

—Debe serlo, no solamente se lo ganó sino que no quiero oír críticas de esa víbora bien vestida.— renegó la sierva preparando la aguja

—No te preocupes, cuando la enfrente lo haré con mi vestimenta de lobo, no pretendo que me humillen con un kimono.— engrandeció la pelinegra acariciando su nariz

—Lamento mucho no haber estado con usted en la lucha contra Joru, seguro se lució.— lamentó Kimi dando las primeras puntadas

—No podría decirlo, no soy quién para juzgar mis peleas.—

—Moroha...— llamó una voz femenina desde la puerta corrediza, era Kumo que por primera vez decía su nombre

—¿Qué sucede, Kumo?— le respondió la chica enderezándose

—El amo Kirinmaru quiere verte.— informó la sierva entrando al cuarto

—¿Será que le cuesta caminar hasta aquí y decírmelo en persona? Que va... Iré.— resopló la hija de Inuyasha con el cabello suelto y la yukata de flores blancas

La muchacha se apresuró a marcharse mientras ambas demonesas se quedaban a solas.

—Aunque no le des el debido título me sorprende que la llames por su nombre.— le aseguró Kimi a lo que la pelirroja asintió

—Ella es una niña humana que debería estar viviendo en el mundo mortal, los títulos son para los señores de sangre pura.— le recordó Kumo sentándose frente suyo tomando una guirnalda gris entre sus dedos

Kirinmaru se postró de nuevo en el eterno trono de detalles rojos en el cuál pasaba la mayoría del tiempo recordando, pensando, ideando.
Sus garras se aferraron a la almeja donde el carmesí se guardaba de todo peligro, el rojo intenso brillaba mientras el aroma de Toga escapaba del labial.
Moroha llegó como siempre sin anunciar su llegada ni hablando con él.

—¿Cómo supiste que Joru llevaba recuerdos que la arrastraban a sus actos sin vergüenza?— preguntó sin vueltas el rey del alba

—Me lo comentó ella misma, es fácil reconocer el dolor ajeno si tan solo escuchas lo que los demás tienen para decir.— sonrió la muchacha alegando haber oído las desgracias en la vida de la Joru

—Esta vez los recuerdos te salvaron, para la próxima no será así. Te advierto que Azami no será gentil contigo, no te alegrará oír sus insultos hacia ti. Es por eso que Kimi se apresura con el kimono, iremos a la ciudad de las luces en el océano rojo. Azami dirige una ciudad de demonios alejada de los humanos donde únicamente los demonios viven y comercian, es un lugar de lujo y abundancia. De cualquier manera ella vendrá primero a visitarte, estate lista para oír ironía tras ironía, Azami no soporta a los humanos.— explicó Kirinmaru guardando el carmesí de la chica en su kimono, cerca de su corazón.

Mitad humana, mitad reina. [Terminado] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora