Beniyasha estaba a punto de arrancarle la cabeza a Yurama, una corta carrera y el encuentro se vería culminado.
La bestia gruñó con intenciones de atacar pero algo inesperado sucedió.
La almeja saltó del cuerpo postrándose en una de las rocas abriéndose de par en par mientras la tranquila brisa del mar resonó como si no existiese otro sonido en el mar.
Del carmesí el más puro fuego vivo se tornó en un torbellino ardiente hasta corporizarse con la forma del gran perro demonio.—¿Toga?— murmuró Kirinmaru apreciando la forma del dios demonio
—Es realmente él.— suspiró Juro conmocionada
Los demás presentes fueron capaces de entender que esta aparición era obra de su sangre, el regalo a su esposa humana.
En la terrible forma el tamaño de la bestia superaba las expectativas de todos los invitados.
Moroha quedaba pequeña delante de la imagen de su propio abuelo, como una cachorra.
Soltando a Yurama ella se acercó mientras la aparición de fuego repetía sus pasos con sublimidad hasta una nieta enfurecida.El gran perro quedó inmóvil por un momento antes de acercar el hocico a Beniyasha olisqueando su cabeza, la roja bestia en sí daba cortos sonidos como aquellos que generan los más jóvenes de la camada. No se la podía culpar, al vivir desde una corta edad entre lobos sus actitudes adaptaron incluso los modismos de la tribu.
Pero dentro...
La oscuridad del entorno la asustaba, mirando hacia un lado y al otro la chica intentaba divisar algo pero la recibía el manto de sombras.
—¿Hay alguien aquí?— gritó haciendo eco hacia la nada, se encontró sola en el extraño sitio.
Sentándose en el suelo la cuarto demonio se aferró a sus propias piernas sin nada que pensar, ver y oír.
¿Acaso este era el destino que la condenaba? Vivir rodeada de soledad, de destierro.—Moroha, ¿por qué te echas así? ¿No estás feliz de verme?— dijo una voz al otro extremo, lo que comenzó como una vislumbre pronto se corporizó como la viva imagen de Inu no Taisho.
—¿Eres...?— suspiró la chica levantándose para encontrarse con la imponente deidad
—Me conocen por el título de Inu no Taisho pero tú puedes llamarme abuelo.— habló gentilmente el regente de la luna, la chica de rojo dudó un poco antes de acercarse a él. —Tranquila, como padre de tu padre puedo decir que has crecido en gracia y poder.— sonrió Toga con gentiles gestos —Ven, abraza a tu abuelo— pidió el Daiyokai con los brazos abiertos
Moroha algo desconfiada se acercó con ojos brillantes aferrándose a esta imagen imponente, al hacerlo la sensación de familia que casi nunca vivía se plantó en su corazón.
Emoción de lazos, apego, nostalgia la hicieron presa del cariño que este recuerdo de su propio abuelo le provocaba.—Abuelo, ¿por qué estás aquí?— preguntó la cuarto demonio observando alrededor
—Kirinmaru te ha estado forzando a luchar con demonios que sobrepasan tu fuerza, es tiempo de que termines con esta absurda tiranía, vine a ayudarte.— le contestó el Daiyokai
—¿Que se supone que significa eso? ¿Lo vas a matar? ¡Espera! No lo hagas.— apresuró en balbucear la muchacha batiendo sus brazos al aire
—No puedo matarlo, mi época de batallar ya terminó.— asintió Toga
—Ah, si bueno, no es como si me interesara realmente.— negó coloreándose la chica
—No te irrites con cosas sencillas, Kirinmaru suele complicar incluso la brisa del viento, ese tonto.— rió con modestia el peliblanco
ESTÁS LEYENDO
Mitad humana, mitad reina. [Terminado]
FanfictionMoroha es la nieta de Inu no Taisho, aquél que fue cercano a el soberano del este. El cuarto de sangre que lleva dentro hace que sea demasiado llamativa. Kirinmaru necesita saber si ella es la verdadera heredera de Toga.