Moroha apenas se acomodaba a la idea de usar el kimono a tan grandes proporciones, las mangas eran demasiado largas y la cola se arrastraba con merito por el piso de madera al salir de la habitación.
Kimi se vio en la obligación de sostener el Ushirohaba para que la muchacha no se quejara del peso.
La princesa cuarto demonio sostenía con brusquedad parte del kimono, Kimi proyectó su descontento en un pequeño gruñido—No lo tome así, la tela se arrugará.— habló finalmente la rubia soltando la cola
—Es imposible caminar, ¿qué se supone que voy a hacer con estas mangas? Son tan largas como un río.— exageró la pelinegra
—En verdad le hacen falta clases de modales, no tenemos mucho tiempo.— se lamentó Kimi antes de cerrar los ojos —Escucheme bien, se lo demostraré una vez: Las mangas deben unirse o le resultará inoportuno mostrarse así, junte las manos en un gentil agarre o combine ambas mangas para que la tela se vea uniforme.—
Moroha no habló, se aferró a sus manos creando el tan anhelado efecto a lo que la sierva sonrió.
—Al caminar debe hacerlo con gracia, pasos cortos como si estuviera bailando, no esos pasos de caballo de guerra que se escuchan por todo el barco.— la reprochó la otra caminando frente suyo
—No le veo la conveniencia, sólo para agradar a desconocidos que juzgan sin conocerme.— Moroha se quejó en voz alta intentando dar los pequeños pasos que Kimi le había enseñado no sin antes sentirse tonta por hacerle caso
—El maestro Kirinmaru también vive aquí, ¿no le importa lo que su anfitrión piense de usted?— Kimi sacó un abanico de su manga abriéndolo de par en par
—¿Lo que Kirinmaru piense? No estoy segura de que al señor de las bestias le importe lo que una cuarto demonio puede ser o mostrar.— explicó ella dejándola algunos pasos atrás
—Tiene una perspectiva equivocada, si supiera que todo lo que el amo hace tiene resonancia en ambos lados del universo...— Kimi se avergonzó de defenderlo, cubriendo su rostro con el abanico no se percató de la chica ni de que la miraba al ras del hombro.
¿Cómo una mirada humana podía ser severa al mismo tiempo que impredecible? Los ojos caoba de la chica la escudriñaron no sin antes juzgarla en el mutismo del gesto.—Sólo deseo una cosa, los intereses de Kirinmaru y los míos se alejan a distancias apartadas.— explicó la chica encaminada para salir del ala de las habitaciones
—No lo dudo, tenga en cuenta que su adversario es un rey celestial, debe tener cuidado o será una víctima potente.— terminó por decir Kimi siguiéndola detrás, el sol estaba en un punto donde el color cobrizo invadía cada espacio libre de sombra.
Fueron pocos metros antes de entrar al salón del trono.
Kumo se hallaba de rodillas esparciendo incienso desde una pequeña fuente opaca, Kirinmaru entró en un letargo del cuál no regresaba en la vida real.
Moroha sintió que este momento en su vida era terrible, peor que eliminar aves del paraíso, peor que pescar con las manos, peor que limpiar la choza de Jyubei.
Su enemigo mortal, el rey del alba, levantó el rostro para estudiar el atuendo.
Él era un demonio exigente, casi rozando el título de rey, no permitiría que su invitada se viera vulgar o sin gracia.
Bajando perezosamente del trono con bordados dorados el Yokai se detuvo frente a Moroha a lo que la chica desvió la mirada con algo de malestar, no hace mucho él había matado a Setsuna convirtiéndose en el enemigo temible no solo para ellas sino para todo ser viviente.—Un hermoso trabajo, lograron que el desierto se convierta en pradera.— ambas demonesas asintieron agradeciendo los elogios de su señor
—Particular.— susurró el rey de las bestias tomando ambos mechones frontales de la cabellera de Moroha para deslizarlos por sus manos hasta el final cuando la punta terminaba de soltarse —¿Ningún adorno en el cabello?— dudó él teniendo en cuenta que Kimi se encargaba de los detalles de Zero
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Mitad humana, mitad reina. [Terminado]
FanfictionMoroha es la nieta de Inu no Taisho, aquél que fue cercano a el soberano del este. El cuarto de sangre que lleva dentro hace que sea demasiado llamativa. Kirinmaru necesita saber si ella es la verdadera heredera de Toga.