STIGMA; nueva vida (Seth Clearwater)

[13] Avances

"𝕰𝖑 𝖆𝖒𝖔𝖗 𝖊𝖘 𝖚𝖓 𝖘𝖊𝖈𝖗𝖊𝖙𝖔, 𝖖𝖚𝖊 𝖑𝖔𝖘 𝖔𝖏𝖔𝖘 𝖓𝖔 𝖘𝖆𝖇𝖊𝖓 𝖌𝖚𝖆𝖗𝖉𝖆𝖗"

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            —Maldición niña eres buena—dice Anton agarrando su estómago en el piso. 

            Creyó que era una buena idea retarme después de mi última clase, a una pelea mano a mano; sin poderes y sin superfuerza.

            —Lo se brujo, al parecer tú no— me río.

            —Ya, deja de presumir y ayúdame. — Me extiende su mano, giro mis ojos tomándola. 

            —Estas semanas fueron muy intensas, me he esforzado mucho—le digo con una sonrisa ingresando a la casa.
            —Me di cuenta, has mejorado mucho en este tiempo Terra—me dice poniendo una mano en mi cabeza. 
 
            De manera repentina caigo al suelo con un dolor que recorre mi cuerpo entero. Aprieto mi pecho en donde hay unas fuertes puntadas. 

            —¡Terra!—siento el grito de Anton. 

            Me pone boca arriba y coloca sus manos en mi pecho. Una luz celeste recubre sus manos y el dolor comienza a disminuir hasta desaparecer por completo dejándome respirar nuevamente. 

            —Ya está. —Suspiro incorporándome. 

            —Está empeorando Terra, llegará un momento en el que mi magia no va a poder ayudarte. — Me dice serio Anton—. Tienes que acercarte a él. 

            —Lo sé, lo sé —le digo—Ya tengo planeado lo que voy a hacer. 

            —¿Un plan?¿A dónde vas, a robar?—Abre la puerta de la heladera sacando una botella de agua. 

            —No te burles Anton, sabes que esto es difícil para mí—le dije cruzando mis brazos. 

            —Bien, bien, ¿Cuál es tu primer paso? 

            —Amigarme de nuevo con Emily, así podré meterme de lleno en la manada y conocerlo mejor, o más bien saber quien es. —Tuerzo mi boca. 

            —Me parece bien. Ahora no pensaste en que tal vez, no se… ¿Emily te odia? —Me mira alzando su ceja. 
            —Puede ser pero ella es muy bondadosa me perdonará. Estoy segura. 

            El sol estaba en su punto más alto, el río fluía con rapidez cerca de mis pies mientras que el viento cálido alborota mi pelo rojizo. Mi pantalón a estas alturas se encontraba un poco manchado de tierra, no tendría que haber tomado el camino del bosque para llegar a la casa de Emily. 

            Debo admitir que estaba un poco nerviosa, tenía miedo de que sintieran mi olor aunque este no aparece si no me transformo completamente.

            Después de caminar unos metros salgo de entre los árboles para dirigirme hacía la puerta de la casa del Alfa y su impronta. Las risas se sentían dentro por tener la puerta de la misma abierta de par en par. 
Iba a acercarme hacia el porche cuando una voz me detiene. 

            —¿Qué quieres aquí?

            Miro a mi derecha para encontrarme con Sam Uley, gracias a mi supuesto padrino pude obtener un poco de información sobre ellos en general. Su contextura era fuerte y sus músculos sobresaltaban a un más por mantener sus manos en puños apretados. 

            —Te pregunte ¿qué quieres?— repite frunciendo el ceño. 

            —Vine a hablar con Emily—respondo seria sintiendo como el resto de la manada comenzaba a asomarse para ver lo que sucedía. 

            —¿De qué?— pregunta. 

            —Eso no te incumbe—respondo mirando hacia el bosque—¿Está o no?

             —No quiero que te acerques a ella— dice dando un paso adelante. 

            —Ya veo… eres de los tipos controladores y tóxicos que le dicen a su pareja con quien puede relacionarse o no—digo con sarcasmo. 

            —¿Ahora yo soy una mala persona?, tu eres la que le dejó plantada y por dos semanas no le dirigió la palabra— responde. 

            Miro a otro lado, admitiendo que tiene razón y tratando de romper la fuerte tensión que se mantenía entre nuestros ojos. 

            —Por eso estoy aquí, quería pedirle una disculpa. 

            —No confío en ti, no confío en cómo llegaste niña, ni en tu familia —me dice acercándose— Quiero que te alejes de mi casa ahora.
 
            A todo esto la manada se encontraba alerta por cualquier cosa que ocurriera, su alfa estaba demasiado descontrolado por un simple tema.
            Lo miro fijo por última vez y retrocedo antes de cruzar mirada con los otros presentes, ahí fue cuando lo vi. Un chico que sobresalía entre los demás por ser más bajo pero igual de musculoso, él era mi mate; su olor era aún más llamativo que desde la primera vez que lo vi. 

            Nuestros ojos se encontraron haciendo que el dolor que tenía mi corazón desapareciera, pude ver sus piernas fallar y terminar con los brazos extendidos en el suelo. 

            Por más que me costara en estos momentos, comencé a alejarme con rapidez del lugar y tenía que hacerlo, de igual forma había logrado lo que quería aunque no de la forma que tenía en mente.

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