[15] Frío

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"𝖀𝖓 𝖉𝖊𝖘𝖊𝖔 𝖓𝖔 𝖈𝖆𝖒𝖇𝖎𝖆 𝖓𝖆𝖉𝖆, 𝖚𝖓𝖆 𝖉𝖊𝖈𝖎𝖘𝖎ó𝖓 𝖑𝖔 𝖈𝖆𝖒𝖇𝖎𝖆 𝖙𝖔𝖉𝖔"

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"𝖀𝖓 𝖉𝖊𝖘𝖊𝖔 𝖓𝖔 𝖈𝖆𝖒𝖇𝖎𝖆 𝖓𝖆𝖉𝖆, 𝖚𝖓𝖆 𝖉𝖊𝖈𝖎𝖘𝖎ó𝖓 𝖑𝖔 𝖈𝖆𝖒𝖇𝖎𝖆 𝖙𝖔𝖉𝖔".

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            Mi mate no dejaba de rondar en mi cabeza, gracias a él mi lado animal se había fortalecido. Como si fuese una droga para mi sistema. Ya quiero poder tenerlo a mi lado y protegerlo. No sabia cual de los dos iba a caer primero ante nuestros instintos y eso que solamente habían pasado dos días de habernos encontrado. Pensaba que tal vez trataría de ser cauteloso por ser yo una “humana” ante sus ojos.

            —Terra podrías alcanzar estos documentos a esta dirección. —Anton me alcanza unos papel—.Es para Charlie Swan.
            —¿El jefe de policía? —Le preguntó.
            —Si exacto, ¿cómo lo conoces? —interroga confundido.
            —Fue el que se encargó de mi interrogatorio cuando llegué al pueblo.
            —Oh, no sabia eso Terra no te preocupes iré yo. 

            Lo interrumpo tomando la carpeta y dirigiéndome hacia la puerta.

            —Tranquilo no me molesta hacerlo, de paso salgo un poco ya necesito aire fresco —le digo rápidamente.

            —¿Estás segura? —pregunta y le asiento como respuesta —De acuerdo, cuidate mucho y cualquier cosa me llamas.

            Anton era un brujo muy atento que estaba esforzándose mucho para poder ayudarme en todo, se había encargado de abastecerme de todo lo que necesitaba. Es tan así que me dio un celular nuevo para poder comunicarme con él de forma rápida porque el mío se había extraviado.

            Los días con él pasaban rápido pero el restringir mis transformaciones y contacto con las naturaleza me tenía un poco inquieta. Era lo necesario si no quería levantar sospechas de ningún tipo y menos dejando un rastro de olor tan característico.

            Los mandados que me encomendaba hacer mi supuesto tío, eran mi único momento de escape y excusa para salir e ir al pueblo. Se me hizo costumbre admirar a las personas hacer su vida tranquila y sin preocupaciones. En mi niñez me gustaba imaginar que podía cambiar la mía por la suya aunque sea por un mísero día; pero también sabía que nunca podría condenar a nadie a vivir esta.

            Las incontables historias que contaban de mi especie eran terribles, éramos demonios imparables y crueles. Yo no me consideraba de esa forma, pero es cierto que hasta el simple hecho de tener hambre nos hacía peligrosos. Recordaba los berrinches que les hacía a mis padres, en esos momentos mi mamá por seguridad tenía hasta que encerrarse. Dejando de lado obviamente la falta de resistencia al oler sangre y las transformaciones de luna llena en las que se perdía totalmente el sentido.

            Además de mi padre no había podido conocer otros metamorfos, lo cual no me daba mucho margen como para comparar si la mayoría se dejaban llevar completamente por su sentidos o eran como nosotros. Únicamente tenía las anécdotas de él, que me dejaban sorprendida de lo crudos que podíamos llegar a ser y esperaba nunca cometer ninguna de aquellas atrocidades. 

            Para cuando lleguè a mi destino después de pedir indicaciones a peatones, que por obvias razones sabían donde vivía el Señor Swan, la noche había caído siendo alumbrada la calle por los altos faroles y la cálida luz de la luna.

            La casa del policía se encontraba con las luces encendidas y a primera vista era simple y hogareña. Decidí no esperar más y acercarme para tocar la puerta de madera.

            Un olor a podrido se hace presente cuando estuve enfrente de ésta, por lo que no dudo en agudizar mis sentidos para detectar el peligro mejor. Es ahí cuando siento una presencia detrás de mí.

            La figura negra se encontraba justo en el medio de la calle mirándome como si fuera una presa fácil. Que equivocado estaba.

            — No deberías estar sola en la noche niña, podrías volverte el almuerzo de un depredador— dice con una sonrisa socarrona.

            Opté por no emitir ningún comentario y limitarme a deslizar el recado por la ranura que quedaba entre el piso y la puerta, no apartando mi mirada de él.

            —Te comió la lengua el gato– pregunta ladeando su cabeza a la par que me acerco para lograr acortar la distancia entre nosotros. —No tengas miedo de mi pequeña.

            Sin que lo note saco mis garras listas para rasgar su terso cuello. No era la primera vez que me enfrentaba a uno y eran muy fáciles de acabar, siempre confían en que son los mejores y piensan que están en lo alto de la pirámide alimenticia.

            De repente unas luces aparecen por nuestro costado, haciendo que tape mis ojos con mi brazo distinguiendo un coche demasiado lujoso.  Miro nuevamente al frente para encontrarme con que el intruso se había ido en silencio y velozmente.

            —¿Te encuentras bien?, es peligroso que salgas a esta hora de la noche.

            —Me encuentro muy bien —escondo mis garras del vampiro vegetariano que se encontraba ya fuera de su auto. Por suerte no se había dado cuenta de las mismas, no podía decir lo mismo de la humana que lo acompañaba.

            —¿Necesitas que te alcancemos a algún lado? —pregunta nuevamente. 

            —No, gracias me iré sola. —respondo apartando la mirada de ella.

            Comienzo a caminar sin mirar atrás tratando de alejarme lo más posible de los problemas. Esperaba que el chupasangre apareciese de vuelta para así poder acabarlo, pero sabía que en estos momentos estaría ya dirigiéndose a las afueras de Forks. Los cullen iban a ser alertados y perseguirìan su rastro inmediatamente, no se arriesgaría a tanto.

            Mi teléfono suena haciendo que olvide el episodio de hace un momento. Un número desconocido aparece en mi pantalla.

            —Hola…
            —Terra ¿como estas?, es Emily. Lamento mucho estar llamándote a esta hora. 
            —No te preocupes, ¿puedo preguntar cual es la razón? — digo confundida.

            Mi cabeza tenía sospechas de que esto era por el lobo imprimado.

            —Me enteré de lo que sucedió el otro día y me siento muy apenada por la reacción de Sam. Cómo disculpas quería invitarte a una fogata que vamos a hacer mañana en la noche.

            Mi lado asocial quería rotundamente decir no, pero mi lado animal necesitaba a su otra mitad. Y como era previsto decidí aceptar la propuesta, después de todo era una muy buena forma para poder acercarme a él y a su manda.

 Y como era previsto decidí aceptar la propuesta, después de todo era una muy buena forma para poder acercarme a él y a su manda

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STIGMA; nueva vida (Seth Clearwater)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora