[36] Superheroe

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"𝕷𝖆𝖘 𝖈𝖔𝖎𝖓𝖈𝖎𝖉𝖊𝖓𝖈𝖎𝖆𝖘 𝖓𝖔 𝖊𝖝𝖎𝖘𝖙𝖊𝖓"

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"𝕷𝖆𝖘 𝖈𝖔𝖎𝖓𝖈𝖎𝖉𝖊𝖓𝖈𝖎𝖆𝖘 𝖓𝖔 𝖊𝖝𝖎𝖘𝖙𝖊𝖓".
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            Con la familia Cullen decidimos que sería buena idea tratar de cubrir el perímetro de Forks para ver si había alguna amenaza cerca, claro evitando el territorio de los lobos al cual ninguno podía entrar.

            Cuando decidí desviarme un poco hasta Seattle para echar un vistazo a la situación general del lugar. Emmet y Edward decidieron acompañarme para no dejarme tan expuesta a los cazadores y a los neófitos que pudiera llegar a detectarnos.

            —Iré a ver un poco por aquí—Emmet comenta para desaparecer en un abrir y cerrar de ojos.

            El vampiro había estado bastante acelerado y extasiado por todo lo que estaba pasando y tanto Edward como yo estábamos en otra sintonía, bastante relajados para aclarar.

            Cuando seguimos caminando juntos por los techos de las casas haciendo el menor ruido posible, escuchamos el sonido de golpes y gemidos. Miró a Edward para cerciorarme de que él también lo hizo y partimos para allí, tal vez eran neófitos haciendo lo único que saben hacer, matar.

            Al llegar, ningún olor importante llega a mi, por lo que me asome para observar la situación. Unos tres chicos estaban golpeando a alguien ya tendido en el piso acurrucado que estaba tratando de parar los golpes que iban dirigidos a su cabeza.

            Cuando estoy a punto de darme la vuelta e irme, Edward me para tomándome del antebrazo.

            —Está pensando en ti—Frunce el ceño.
            —¿Qué?—le pregunto confundida.

            El me mira con sus ojos perdidos al estar utilizando su don para adentrarse en la mente del humano.

            —Te conoce, te vio aquella noche—dice.

            Ahí me di cuenta de que se trataba, el chico de ojos azules que me vio utilizando mi fuerza era el que estaba siendo acorralado. todavía se le podía escuchar llorar un poco y pedirle que por favor lo dejaran, me daba un poco de lastimo no lo voy a negar.

            —¡Imbécil! Te lo habíamos avisado.

            Pienso un poco en si debería intervenir, si de verdad se lo merecía o no. No lo conocía de nada y de lo que había llegado a hacer o no, no podía arriesgarme por cualquiera.

            —No veo nada raro en su mente—comenta Edward para sacarme las dudas.

            Lo miro de reojo y enseguida saltó al inicio del callejón, si iba a hacer las cosas las haría bien y no dejaría que ninguno se fuera sin recibir su merecido.

STIGMA; nueva vida (Seth Clearwater)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora