CAPÍTULO 20 CARA A CARA

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Santiago respiró aliviado cuando recibió aquella llamada.

_ Tu hombre se está retirando. - escuchó la voz de Aureliano Montero uno de sus mejores amigos y socio. _ no fue necesario ningún enfrentamiento.

_ No nos confiemos y sigan en alerta. - dijo más tranquilo. Días atrás, había sido informado de que Rafael, se dirigía hacia su territorio, de no haberlo localizado antes y saber todos los movimientos que hacía, jamás se hubieran dado cuenta de que era él, sabía cómo pasar desapercibido y como ocultarse de los demás, pero con él y con la tecnología de James, todo era posible, y ahí lo tenían ya. Había ordenado darle vía libre, quería ver hasta donde era capaz de llegar y ahora sabía que hubiese invadido su rancho de haber podido, era como Pedro Carvajal y algunos otros, que no creían en la fama que había a su alrededor y se arriesgaban pensando que sería fácil ir contra él y derrotarlo, por supuesto que no lo iba a dejar pasar más allá de donde su familia y su gente corriera peligro. Como supuso en cuanto vio que el lugar no estaba desprotegido y que, en caso de enfrentarse, ellos no tendrían ninguna posibilidad, emprendió la retirada, por supuesto él sabía que ese hombre no se daría por vencido, iba por Verónica y conociendo ya el lugar, seguro buscaría alguna estrategia para tener éxito, pero eso estaba por verse.

En esos momentos él y Nicolás tenían otro asunto que atender, pero sabiendo lo que estaba por venir, había pedido ayuda a dos de sus grandes amigos, y a quienes tenía más cerca de su territorio, a Aureliano Montero y a Lorenzo Maldonado, confiaba plenamente en ellos y los resultados ya saltaban a la vista.

*****
Rafaél entro a la habitación, habían pasado cuatro días desde la última vez que estuvo ahí, estaba seguro de que lo que encontraría ahí sería solo lo que quedara de los restos que hubiesen dejado los depredadores, su sorpresa fue mayúscula, cuando miró a su rival, tal como lo había dejado la última vez, sobre la cama, con los ojos vendados y encadenado a la misma.

Sin pérdida de tiempo, lo primero que hizo fue quitar la venda de sus ojos.

De ninguna manera era lo que esperaba. En todos los sentidos Simón se veía diferente, luego comprendió lo que era, anteriormente se había mantenido sedado, y eso lo hacía ver más indefenso y torpe en su actuar, en su mirar, incluso en su hablar, pero ahora, durante ese tiempo su sistema se había limpiado de esa droga, así que ahora estaba en sus cinco sentidos, su mirada ahora era retadora, como si de verdad tuviera posibilidades contra él.

_ ¿Que? - se acercó beligerante. - ¿te sientes capaz de resistirte a mí? - dijo con burla. _ ¿crees que de alguna manera podrás hacerme frente?

_ Después de escucharte. _ dijo Simón, sin apartar su vista de él. _ deduzco que no lograste tu objetivo, porque de haberlo hecho me lo estaría presumiendo.

_ No lograrás retrasar lo inevitable. - rio con burla. _ ¿creés que no sé que pretendes ganar tiempo? Me pregunto para qué, sabes que no tienes escapatoria, sin embargo, a mí me conviene, porque ¿qué se siente saber que vas a morir y que hagas lo que hagas no saldrás de ésta? ¿saber que el único tiempo que te queda, es aquél que logres obtener al retrasar tu muerte? Pero desde ahora te digo, que no será rápida, eso te lo puedo asegurar y mientras más pronto empecemos mejor.

Simón miró como sacaba una navaja de entre sus ropas, se acercó a él y sin la más mínima pizca de arrepentimiento asestó el primer golpe.

*****
Rafael se abalanzó contra Simón, sin miramientos descargó toda su furia contra él, todo el odio contenido, toda su amargura toda su rabia, todo iba incluido en ese golpe certero, sintió como el arma se hundía y rasgaba todo a su paso, había cerrado sus ojos por instinto, como si con eso obtuviera más fuerza, pero los abrió al instante, quería ver la reacción de su rival. Quería mirarlo a los ojos cuando dejara este mundo, cuando la luz se apagará en ellos.

*****
Santiago miró la escena.

Después de indagar y de unir todos los cabos sueltos, por fin tenían la ubicación del hombre al cuál el médico había atendido, estaba muy lejos y sobre todo en un lugar muy inaccesible, lo que les podía llevar demasiado tiempo el llegar a él, pero... ¿había algo imposible para él? No lo creía. Sabía lo que tenía que hacer y cómo hacerlo, él era un hombre de la sierra y sabía cómo moverse en ella. Lo único que había esperado en ese entonces, era que ese hombre fuera quien él creía que era.

Ahora estaba ahí, mirando esa escena desgarradora y preguntándose si hacía bien en no intervenir.

*****
Víctor al igual que sus compañeros, permanecía junto a las camionetas, listos para emprender el viaje de regreso cuando Rafael así lo indicara. Estaba nervioso, no sabía lo que Rafael iba a encontrar en ese lugar, seguramente no a su prisionero, y sabía que su rabia se iba a centrar en él, porque él y su esposa habían sido los últimos en estar con ese hombre, y a falta de ella, era él quien tendría que hacer frente a su furia. Aún se sentía ansioso por la suerte que estuviera teniendo ella, rogaba porque esos hombres a quienes se la había entregado fueran gente de él que solo la estuvieran cuidando, así como le pidió a él que la cuidara días atrás, porque bien podía ser gente a quien se la hubiera vendido, lo que lo consolaba era que ella se veía calmada, su rostro no demostró temor, angustia, o desesperación por irse con ellos, al contrario, lo había hecho con docilidad, como si ya los conociera, recordó como lo buscó con la mirada, el no hizo ningún movimiento que lo delatara, solo la observó con discreción, ella lo miró y siguió su camino, no había miedo en sus lindos ojos, solo tristeza. Deseaba poder hacer algo, pero la cobardía le ganó, o ¿quizás el sentido común? sabía que era imposible salir con vida de ahí y solo lograría enfurecer a Rafael, quien muerto él, se desquitaría con ella, entonces ¿porque se seguía sintiendo como un cobarde? No logró contestar a su pregunta, mientras esperaba a que Rafael regresara de darle muerte, según él a Simón, miró como sus compañeros empezaban a caer, los que se dieron cuenta antes del ataque solo lograron avanzar unos cuantos pasos antes de caer también y los que lograron sacar sus armas, no lograron usarlas, igual habían sido neutralizados, él era el último, alcanzo a mirar a su alrededor, pero no había nadie a la vista, instintivamente levantó sus manos en señal de rendición, pero fue demasiado tarde. Algo había traspasado su hombro y sintió que las fuerzas le fallaban, sin remedio cayó como los demás. Sólo que no estaba muerto, ni había perdido la conciencia, simplemente su cuerpo no le respondía. Escuchó pasos y voces acercándose a ellos, sintió como lo movían de su posición, luego ataban sus manos a su espalda. No sentía dolor, solo un aturdimiento y una sensación de no poder respirar. Lucho durante unos segundos para no darse por vencido, luego se rindió.

NOTA:
Antes de que se enojen, Rafael está, a punto de recibir su castigo. Un poquito más de paciencia. Saludos a todos y que tengan una semana excelente.

AMOR SIN CONDICIÓN No. 1️⃣1️⃣/SERIE: HOMBRES DE LA SIERRA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora