Simón escuchó los gritos de Fernanda, intentó ponerse de pie, pero el tirón de su brazo encadenado lo volvió a su lugar, sus heridas aún no sanaban pero no le importó, lo volvió a intentar, con el mismo resultado, si Rafael estaba en ese momento y lo veía, se daría cuenta del engaño del que estaba siendo objeto, hacía tiempo que Fernanda no le daban el medicamento para mantenerlo inconsciente o dormido, y el poco que le llegaba a dar, ya no le hacía tanto efecto, y él solo fingía, sobre todo cuando era Rafael quien entraba a la habitación, pero ahora no le importaba si lo descubría, los gritos de desesperación de Fernanda traspasaban su alma, no se dio cuenta de cuanto había forcejeando para liberarse, hasta que sintió el dolor en su muñeca, la sangre corría por su brazo, miró y tenía la carne viva. Frustrado y desesperado maldijo, no había nada que pudiera hacer, como no lo había podido hacer cada vez que él bastardo de Rafael la atacaba, pero ahora era diferente, ella como muchas mujeres tenía la creencia de que su esposo tenía derecho a hacer con ellas lo que quisiera, algo totalmente falso y fuera de lugar, aun así, el que fuera su esposo le daba a ella la justificación para aguantarlo, pero ahora no era él, seguramente era ese tal Jorge, ella le había hablado del miedo que ese hombre le provocaba, por como la miraba, además de sentirse asediada por él, no había lugar al que ella fuera, que él no estuviera mirándola de lejos.
En estos momentos estaba seguro de que era él y también estaba seguro de que se trataba de uno de los juegos de Rafael, lo conocía bien, sabía que le gustaba crear situaciones en donde los involucrados siempre quedaban mal y todo para diversión suya. Tenía una mente enferma, pero ahora no se trataba de sus hombres, se trataba de ella, de una mujer frágil y delicada y no concebía que él la estuviera utilizando para sus sucios juegos.
En su intento por liberarse, dejó de prestar atención, y cuando agotado se dio por vencido, se dio cuenta de que ya no se escuchaba nada, o alguien había detenido la acción, o se habían alejado de ahí, rogaba porque fuera lo primero.
*****
Rafael había llegado por sorpresa, hacia dos horas que aun siendo de madrugada había salido con sus hombres, le había dicho que volvería hasta el día siguiente, sin embargo, ahí estaba, era raro, porque no había escuchado el ruido de las camionetas, tampoco se escuchaba el hablar de sus hombres, iba a asomarse por la ventana cuando él la detuvo._ ¡Tráeme agua! - ordenó. _ y no te metas en lo que no te importa. - la siguió a la cocina.
Ella obedeció de inmediato, estaba sirviendo el agua, cuando lo sintió detrás de ella. Con una de sus manos la había tomado de la cintura atrayéndola hacia sí, ella iba a resistirse, pero se contuvo, sin embargo, no supo cómo al moverse ambos, el recipiente que contenía el agua rodó por los suelos.
_ ¡Eres una estúpida! - gritó soltándola abruptamente, provocando que casi cayera.
_ ¡Lo siento! - se disculpó recuperando con rapidez el recipiente.
_ ¡Eres una tonta! - volvió a recriminar. _ ¡ahora tendrás que ir tú por agua!
Ella lo miró asustada, el pozo del que traían agua para beber estaba retirado de ahí y generalmente eran sus hombres quienes la traían, incluso procuraba que cuando salían, le dejaran suficiente para que no tuviera que ir por ella, sin embargo, ahora la estaba enviando, seguramente porque estaba enojado.
_ ¡Muévete! - gritó. _ ¡no tengo tu tiempo! - y la empujó hacia la salida.
Ella obedeció, no le quedaba de otra. Eran las siete de la mañana, apenas empezaba a amanecer, porque cada vez amanecía más tarde, esto a medida que se acercaba el invierno.
Caminó varios metros, se sentía ansiosa, las sombras de los árboles le parecían tenebrosas, miró a su alrededor. La penumbra la asustaba, caminó unos pasos más, entonces lo vio.
Sin pensarlo aventó el recipiente que llevaba en sus manos y empezó a correr, pero no le dio tiempo, Jorge ya estaba sobre ella, la arrinconó contra un árbol y empezó a besarla y a manosearla.
Ella se resistió, gritando y manoteando, rogaba porque Rafael la escuchara y llegara en su ayuda. Pero esto no sucedía, desesperada golpeó al hombre, sabía que, de haberla escuchado Rafael, ya estaría ahí, pero no estaba y Jorge ganaba terreno, la había tirado al suelo lleno de ramas, piedras y hojarasca y usaba sus piernas y manos para inmovilizarla, incluso le había dado un fuerte golpe en el rostro que la dejó aturdida. Sintió como desgarraba su blusa, luego otro golpe y ya no supo más.
Los gritos de su esposo y de ese cobarde la hicieron volver en sí. Cuando recobró la conciencia por completo, se dio cuenta de que alguien se hallaba a su lado, era Víctor y la estaba cubriendo con su chaqueta
_ ¿Se encuentra bien? - preguntó, aunque era una pregunta tonta, claro que no se hallaba bien y él Tampoco lo estaría, porque acababa de desobedecer a su jefe, había estado vigilando a Jorge y en más de un ocasión había evitado que se acercara a ella, pero ahora a Rafael se le había ocurrido marcharse de madrugada y llevárselos a todos, menos a Jorge, era una tontería, porque todos sabían lo que sucedería, y aunque le habían advertido a Jorge lo que les sucedía a quienes osaban poner sus ojos en la esposa del jefe, él no dejaba de gritar a los cuatro vientos, cuánto le gustaba y que la iba a tener. Pero el jefe era el jefe y él mandaba, así que en contra de su voluntad había subido a aquella camioneta que lo alejaba del lugar, sin embargo, a medio camino había decidido regresar, les había dicho a los demás que siguieran, luego el los alcanzaría.
Cuando estaba a punto de subir a la camioneta que lo llevaría de regreso, le había ordenado a él que lo acompañara, y lo había hecho.
Antes de llegar le había ordenado detenerse, le había dicho que lo esperara lejos de la casa, que él estaría con su esposa y que después le daría órdenes. El obedeció, se iba a alejar del lugar, cuando observo a Jorge vigilando la entrada de la casa, por lo visto no se había dado cuenta del regreso de su jefe, quien había entrado por la puerta trasera. Eso le hizo pensar lo peor, así que se quedó vigilándolo, al poco rato miró sorprendido como ella salía al exterior, por lo visto el inconsciente de su jefe la había enviado por agua, a esas horas, sola y con ese depredador suelto por ahí, seguro ese hombre tenía uno de sus sucios planes, siempre los tenía y él nunca había querido participar de sus tontas ideas de diversión. Claro que luego pagaba las consecuencias, pero no le importaba.
No tardó en ver aparecer a Jorge tras ella. De inmediato se dirigió hacia él para detenerlo antes de que cometiera alguna locura, pero sintió la mano de su jefe detenerlo con fuerza
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AMOR SIN CONDICIÓN No. 1️⃣1️⃣/SERIE: HOMBRES DE LA SIERRA
RomanceEl ha estado enamorado toda su vida de la hija de su jefe, a tal grado de que ninguna mujer ha llegado a cumplir sus expectativas como para formar un hogar, excepto ella, sin embargo, ella ya es la esposa, de otro, él mismo alentó esa relación, porq...