Nunca olvidaría lo que sucedió después.
Salido de la nada apareció aquel hombre con su gente, lo conocía, era Simón Mendoza, prácticamente era el segundo al mando de Pedro Carvajal, no sabía porque estaba ahí, si era mera casualidad o su jefe lo había enviado, pero estaba ahí, y con su imponente presencia y potente voz, los había detenido, los había dejado a todos estáticos, nadie se movió.
_ ¡Dejen a la mujer! -exclamó con autoridad.
_ Pero... - empezó a protestar el más osado
_ ¡DIJE QUE LA DEJEN! - gritó colérico, empujando a medio mundo hasta llegar a ella y apartar a los que aún la retenían, luego se quitó su chaqueta y la envolvió con ella.
Jamás olvidaría su expresión, estaba asustada, con la mirada perdida, pero reaccionó cuando alguien le acercó a su pequeña, vio como Simón las entregaba a los hombres que estaban con él y les ordenaba apartarlas de ahí. Luego lo miraba a él y se volvía hacia los que lo retenían.
_ ¡Este hombre se viene conmigo! - dijo desafiándolos a todos.
No se hicieron esperar las protestas, pero de inmediato los calló.
_ ¡Ya obtuvieron su venganza! -dijo señalando a los hombres muertos.
_ ¡Ese también merece morir! - se levantó una voz por ahí.
_ Solo les voy a decir dos cosas. - los enfrentó. _ esos hombres que acaban de asesinar son gente de Pedro Carvajal. - vio como los rostros de la mayoría palidecían. _ no tienen idea del enemigo que se han echado encima, pero no los culpo, ellos se lo buscaron, sin embargo, estoy dispuesto a abogar por ustedes ante él, porque se lo merecían y la segunda cosa es que van a dejar en paz a este hombre y su familia, él no participó con los otros.
_ ¡Estaba con ellos! - dijo uno de los presentes. - ¡yo lo vi!
Él había visto como la expresión de Simón se endurecía y se acercaba a ese hombre, imponente, autoritario y ponía su arma contra su pecho.
_ Compruébame que él atacó a esa gente y lo ejecuto aquí mismo y a ti te dejo ir. - lo miró acusador. _ de lo contrario el muerto vas a ser tú. _ solo tienes que decir que tú lo viste, pero antes te digo que no soporto a los mentirosos, así que dame una razón para jalar del gatillo.
El vio cómo el hombre se encogía en su lugar y empezaba a transpirar asustado, dijera lo que dijera iba a morir si Simón así lo decidía
_ Aceptamos tu propuesta. - se acercó con rapidez otro hombre, solo déjalo ir.
_ No tendría por qué hacer tratos con ustedes, porque la verdad es que este hombre no les debe nada, en cambio el tuyo habla por hablar y no se da cuenta de que un inocente puede morir solo por su imprudencia. - dijo molesto. _ es más a ninguno de ustedes les consta que él hizo algo. - los miró con reproche. _ y como quiero dejar todo claro y no quiero que vuelvan a molestar a esta familia vamos a resolver esto ahora mismo. Miró a uno de sus hombres, que de inmediato se alejó, volviendo casi al instante con una jovencita.
Él miró estupefacto como ella le decía a ese montón de hombres que él no había estado con los demás, luego se la habían llevado, él se quedó asqueado de lo que había en los corazones de ciertas personas, era una jovencita, casi una niña y esos maniáticos habían estado a punto de destrozarle la vida, pero también los que la defendían, los que querían justicia, habían estado a punto de hacerlo con su querida esposa y no solo a ella, a su pequeña de solo cinco años, ni unos ni otros merecían perdón, sentía el estómago revuelto y se sentía mal, se habían ensañado con él, apenas si podía sostenerse, cerró los ojos y no se dio cuenta cuando ese montón de hombres se empezaron a alejar, ahora solo quedaban él, frente a Simón y los hombres que con él estaban, de inmediato dos de ellos se posicionaron a su lado para ayudarlo a moverse, intentaba buscar a su familia, pero no las veía.
_ Están bien. - dijo Simón. - mi gente las cuidará mientras vas con ellas, ahora dime que sucedió. Luego él le relató lo que sabía, hablaron por varios minutos, nunca volvió a ver a la chica, a ellos los llevaron a otro lugar, Simón le recomendó no volver a su casa, siempre podía haber algún resentido que no creería su versión, aun cuando la chica hubiese hablado con ellos. Simón le había prometido enviar a un contingente de sus hombres cuando fueran a ir por sus cosas y lo habían hecho días más adelante y Simón, aunque no lo había vuelto a ver, había cumplido su promesa, era algo que no se podía olvidar ¿cómo? si le debía no solo su vida, si no la de su familia. ¿Y cómo no reconocerlo y cómo no intentar ayudarlo cuando lo encontró en ese lugar de cautiverio, en esas deplorables condiciones?
Recordó como después de que Simón fuera liberado y ellos se encontraran de nuevo, y el por fin recordara de dónde se conocían y porque recordaba su voz, Simón le había contado, que Pedro lo había enviado en esa ocasión, porque había llegado a sus oídos el rumor de que algunos de sus hombres habían sido atacados, luego él, al estar en el lugar había sabido por boca de sus informantes lo sucedido con la familia, solo que no coincidía el número de atacantes, con el número de los hombres que esa gente llevaba prisioneros, sobraba uno y el había acudido esperando salvarlos a todos, pero solo quedaba él, y le contó que de inmediato supo que era él, el que no había estado con los otros durante el ataque, no sabía exactamente porqué, quizás porque se veía diferente a los demás.
Recordó que después de aclarar con Simón y con sus amigos los Morán y los que con ellos estaban, que una vez más, él no participaba con los demás hombres que en ese momento yacían ahí inconscientes y que estaba con ellos porque su jefe Pedro Carvajal así se lo había pedido y de rebelarse su familia podría pagar las consecuencias. Simón le dio las gracias porque de no haber sido por él, quizás en estos momentos no estaría ahí, hablando y le agradeció especialmente por arriesgar su vida por él para conseguir las llaves de sus esposas.
Recordó que ese solo fue un golpe de suerte, el que Rafael las perdiera en su pelea con Jorge y otro golpe de suerte que él las encontrara, aún sin proponérselo. La odisea había sido, el engañar a Rafael, porque él había tomado esas llaves, luego las había cambiado por las suyas, de otro par de esposas que él tenía. En ese grupo todos tenían las suyas y no era raro que las cargaran. Así que no fue difícil, luego había vuelto a poner el llavero en donde lo encontró, no supo en qué momento Rafael lo recuperó, pero no se dio cuenta del cambio, quizás debido a que nunca las usaba porque no soltaba a Simón ni un momento desde que lo tenía ahí, por fortuna su plan había funcionado y había ayudado al hombre que en otro tiempo le salvo la vida a él.
Era por eso que sin protestar había aceptado hacerle el favor que antes de que sus amigos Nicolás y Santiago Morán se lo llevarán para recibir atención médica le había pedido, era por eso que en esos momentos se encontraba en pleno viaje, en ese camino y rumbo a ese pueblo y no solo lo hacia por Simón, si no por él. Él mismo deseaba tanto como Simón, dar con el paradero de Fernanda.
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AMOR SIN CONDICIÓN No. 1️⃣1️⃣/SERIE: HOMBRES DE LA SIERRA
RomanceEl ha estado enamorado toda su vida de la hija de su jefe, a tal grado de que ninguna mujer ha llegado a cumplir sus expectativas como para formar un hogar, excepto ella, sin embargo, ella ya es la esposa, de otro, él mismo alentó esa relación, porq...