CAPÍTULO 14 ESTO ES POR TI

2.1K 357 16
                                    

Fernanda no soportó más, estaba espantada de lo que su esposo hacia a ese joven, Víctor la llevaba de regreso a la casa, pero se detuvo a vomitar, su estómago estaba revuelto y la cabeza también le daba vueltas, sabía que Rafael era un desquiciado, sádico que le gustaba el sufrimiento de los demás, pero nunca había visto lo que hacía y eso la temía enferma, había visto como durante largo tiempo había introducido a Jorge al agua, hasta casi ahogarlo en cada ocasión, además de golpearlo con saña cuando ya estaba indefenso, luego lo había atado a un árbol y en presencia de ella lo había desnudado.

_ Ahora vas a ver lo que les hago a los que tocan lo que es mío. - había dicho sacando una navaja.

Ella se dio la vuelta asustada no quería ver. Ya había visto suficiente.

_ Esto es para ti amor. - la tomo del cabello y la obligó a acercarse. _ tú estarías corriendo con la misma suerte. - dijo. _ de no ser porque vi cómo te defendías y lo rechazabas. - la miró orgulloso. _ de todas formas ese bastardo puso sus asquerosas manos encima de ti y eso no te lo perdono, recibirás tu castigo, pero eso será más tarde, ahora ven. - la acercó más. _ disfruta tu venganza.

_ ¡NO! ¡por favor! -suplicó entre lágrimas. - ¡no quiero ver esto!

_ ¡Esto es por ti! - apretó su agarre, empezaba a molestarse por la renuencia de ella. Quería que disfrutara como él.

_ ¡Ella no es como nosotros!

Escuchó a Víctor decir a sus espaldas y sintió como Rafael se tensaba y vio un destello de furia en sus ojos, pensó que lo atacaría, pero luego sintió que aflojan su agarre.

_ Ella nunca ha visto esto, y no lo merece, no merece un castigo por algo que usted mismo propició al dejarla sola. - continuó envalentonado.

Ella sintió como contenía su furia y se estremeció, pensó que también ellos serían atacados, pero sintió como la soltaba y la empujaba hacia Víctor

_ ¡Tómala! -miró a Víctor con furia. _ ¡llévatela de aquí! Pero tú y yo tenemos una cuenta pendiente, ni creas que esto se queda así. - sentenció. Luego los dejó ir.

Ahora estaba en su casa, había corrido a cerrar toda puerta y toda ventana del lugar, y aun así escuchaba los gritos de ese hombre. Desesperada cayó de rodillas tapándose los oídos. Fue entonces que lo sintió de nuevo. Víctor la abrazaba y la contenía, no se había marchado, una vez más arriesgaba su vida por ella. No pudo contener el llanto, ya no pedía que su esposo dejara a ese hombre en paz, rogaba que le diera muerte rápido, por qué dejarlo con vida sería otra tortura, solo para terminar muerto de todas formas, pero después de una larga agonía.

*****
Había oscurecido, Simón estaba preocupado, había escuchado lo que había sucedido esa mañana, incluso había escuchado los gritos de ese hombre, si era lo que estaba pensando, se lo merecía, aun así le había causado escalofríos, sobre todo porque era lo que a él le esperaba a manos de ese demente de Rafael, pero eso no era lo que le preocupaba en estos momentos, era ella, temía que también le hubiese hecho daño, porque no se había parado por ahí, en todo el día y no le podía el que su estómago reclamara su alimento, eso era lo de menos, era que de verdad le preocupaba ella, ese hombre podía haberla asesinado.

Durante todo el día permaneció en alerta, lo que sea que hubiese sucedido no podía hacer en Rafael más que dos cosas, o le calmaba su sed de ver sangre y se olvidan por un tiempo de él y su venganza, o lo alentaba a seguir disfrutando de esa inyección de adrenalina, esa sensación de poder y de querer más y ¿Quién estaba a su alcance? Él o su esposa. Y ni él ni ella eran buena opción. No quería que ella sufriera más a manos de ese criminal, y tampoco quería que se presentara ahí con él, porque ya estaba más recuperado y una visita suya, no haría nada más, que volverlo al principio de nuevo, antes de contar con una verdadera oportunidad de escape.

Cuando pensaba que ya no aparecería por ahí escuchó que la puerta se abría.

Su cuerpo se tensó, no era ella, reconocía sus pasos, reconocía su olor, era un hombre estaba seguro, y también sabía que no era Rafael, porque no había azotado la puerta como solía hacerlo, ni había entrado gritando e insultando.

Él permaneció estático, no podía delatarse, porque al hacerlo la delataría a ella.

Escuchó como esa persona se acomodaba en la silla que ella solía usar y empezó a darle el alimento que tanta falta le hacía.

Deseaba incorporarse, deseaba hablar y preguntar por ella, pero no tenía idea de quién era ese hombre, ni que tan leal era a Rafael, así que se contuvo, pero su corazón se quebrantó, si ella no estaba ahí era porque realmente no podía estarlo y eso le decía que quizás no se encontrara bien, no quería pensar en la otra posibilidad, que era, que ese maniático hubiese decidido asesinarla. Lamentablemente todo se podía esperar de él. Por fin terminó de comer y el hombre salió, y él se maldijo por no haber preguntado, pero sabía que no lo podía hacer, no sin saber si él era de fiar.

Una vez más se quedó quieto, ¿Que más podía hacer? Lo único era cambiar de posición en esa cama, en la medida que esas esposas se lo permitieran y menos ahora que su muñeca lastimada le dolía tanto, la herida se estaba poniendo fea, además del dolor punzante que no lo dejaba.

Se propuso no pensar y olvidarse de todo, estaba cayendo en un profundo sopor. No supo cuánto tiempo pasó, cuando sintió que la puerta se abría de nuevo, se alarmó, miró que era muy entrada la noche, lo sabía porque en el lugar había una pequeña ventana en la parte superior de una de las paredes y permanecía abierta casi siempre y la posición de las estrellas se lo decía, era buen observador.

De inmediato supo de quién se trataba, pero no era una persona, eran dos. Escuchó que se posicionaban al lado de su cama.

AMOR SIN CONDICIÓN No. 1️⃣1️⃣/SERIE: HOMBRES DE LA SIERRA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora