Capítulo XXVII

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No entiendo que sucede.

Mis piernas se debilitan y caigo de espaldas en el sofá.

Mi cabeza da vueltas.

Dolores se acerca desesperada para hacerme volver en sí.

Oh... Michael, muerto. Mi hijo, muerto.

Theodore mató a mi hijo.

— ¡Valerie! Vuelve a mí —escucho la voz de Troy a lo lejos.

Todo está borroso.

— ¿Valerie?

Un aroma muy fuerte me despierta por completo, rápidamente me enderezo en el sofá y comienzo a temblar — ¿Michael? ¿Es él?

—Debemos irnos —Troy me ayuda a ponerme de pie.

Veo que Dolores sujeta la botella de alcohol del botiquín.

Troy da órdenes a sus guardias al mismo tiempo que nos dirigimos al elevador.

Al cerrarse las puertas de metal sujeto su mano fuertemente, demasiado fuerte. Él me envuelve en un abrazo y susurra —Todo saldrá bien.

Es lo único que quiero.

En la entrada, una veintena de periodistas y fotógrafos están esperando obtener información o alguna toma de nosotros. Los guardias y los policías están haciendo un trabajo en conjunto para que podamos tener la privacidad que necesitamos en este momento, los empujan hasta dejar espacio suficiente para que los vehículos puedan pasar.

Uno de los guardias estaciona el vehículo de Troy frente al edificio. A medida que nos acercamos los periodistas comienzan a gritar preguntas hacia nosotros.

— ¡Señor Hayes! ¿Se confirma el secuestro?

— ¿Es cierto que...?

— ¡Sin comentarios!—grita Troy furioso antes de cerrar la puerta.

Skyler ocupa el asiento del acompañante y nosotros vamos en el asiento trasero, gira hacia nosotros —El cuerpo fue encontrado en el Centro Recreativo Weehawken Waterfront Park, todavía no tenemos confirmación sobre la identidad ya que hay otro niño desaparecido desde hace muy poco de la misma edad y rasgos similares al de su hijo, Señora. La policía dio aviso a los padres, el nombre de este niño es Jack Olsen, hijo de John y Sarah Olsen —Me entrega un folleto con la fotografía del niño y la palabra desaparecido con letras gruesas y en mayúsculas se destacan sobre dicha fotografía.

El niño de la fotografía está sonriendo y el parecido entre él y mi pequeño es demasiado, podrían ser hermanos.

Entrego el folleto a Troy, veo su reacción al observar la fotografía. Su nariz se pone colorada y las lágrimas se agolpan en sus ojos.

—Estamos aquí —nos avisa el guardia.

Skyler se adelanta y baja del auto antes que detenga su marcha para controlar a los periodistas que ya se encontraban asentados en el parque. Otro auto se detiene junto a nosotros, bajan de él otros guardias que ayudan a apaciguar a los periodistas ansiosos por la primicia, a este trabajo se suma la policía que se encuentra perimetrando y despejando el área.

Al poco tiempo ya los periodistas abandonaron el lugar.

—Buenas noches Señor Hayes, Señora —se acerca a nosotros un hombre corpulento, calvo y de color, uniformado —Soy el Sargento Williams del precinto 90 de la Policía de Nueva York, estamos al tanto de lo ocurrido y ofrezco mis servicios y el de mis mejores agentes para el caso.

—Muchas gracias Sargento Williams —responde Troy.

—Un hombre que vino a dar una vuelta en el Parque divisó un bulto en un área algo boscosa y un tanto difícil de acceder, se acercó y pudo distinguir el cuerpo de un niño de unos seis o siete años aproximadamente, él dio aviso en nuestro precinto ya que es en nuestra área donde el niño Olsen desapareció, tampoco se descarta que sea el niño Ray, por eso los hemos citado aquí, para que puedan hacer el reconocimiento que corresponde.

La crudeza de sus palabras me hace sentir náuseas.

No sé si pueda hacer esto.

—Con su permiso —el Sargento se despide de nosotros y se dirige hacia los padres del otro niño desaparecido. La madre llora desconsoladamente sobre el pecho de su esposo, mientras él la sujeta firmemente contra su hombro.

El policía señala hacia nosotros, asumo que les está dando las mismas explicaciones.

La madre del otro niño desaparecido y yo intercambiamos miradas, ambas queremos que nuestros hijos se encuentren sanos y salvos lejos de todo peligro, al mismo tiempo que deseamos que el niño que se encuentre debajo de esa sábana mortuoria en el medio del parque no sea nuestro pequeño.

El Sargento Williams nos llama con un gesto y nos dirige hasta donde está el cuerpo en una parte algo boscosa, uno de los policías que custodia la escena levanta para nosotros la cinta que indica NO PASAR con grandes letras y rayas de color rojo, casi al instante descubre el cuerpo que se encuentra debajo de la sábana.

Caigo de rodillas al suelo.

Dios mío.

La otra madre grita, desconsolada.

No es Michael.

El niño no es Michael.

Siento un gran peso abandonar mi cuerpo, al mismo tiempo siento demasiada tristeza por esta mujer, que al igual que yo estuvo llorando la desaparición de su hijo y tuvo el peor desenlace.

Me pongo de pie y me acerco para abrazarla, es lo mínimo que puedo hacer por ella.

Abrazo al Señor Olsen, que mira con desconcierto lo que ocurre.

Troy ofrece su ayuda a los Olsen y a la policía del precinto noventa.

El Sargento Williams nos obliga a volver al departamento de Troy, ya que en cualquier momento Massen puede volver a llamar.

Michael sigue vivo.

Llámame CrystalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora