Capítulo V

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Golpeo la puerta del departamento cuarenta y tres, desesperada.

—¡María! Perdón por la demora, Michael se quedó dormido y ahora creo que llegaré tarde.

—Lo siento, querida ¿Amanda no te dijo?

—¿Decirme qué?

—Una amiga cayó de las escaleras hoy por la tarde, debo ir al hospital a ver como está. Sus hijos están fuera de la ciudad y debo ir junto a ella. Creo que se rompió la cadera mija, lo siento mucho, no lo podré cuidar hoy ¿De verdad Amanda no te lo dijo?

—No la vi, por Dios ¿Ahora qué hago?

—¿Por qué no lo llevas con Amanda?

—Prefiero no hacerlo y no sé dónde la puedo encontrar.

—Michael ¿Quieres ir al hospital conmigo, mijo?

Boo niega con la cabeza.

—No lo puedo llevar conmigo, el Señor Hayes me va a matar.

Y no sabe que tengo un hijo.

—Él estará bien, no te preocupes, Valerie.

Y... creo que no tengo opción.

—Michael, siéntate aquí, no toques nada.

Lo acomodo en el sofá de la oficina del Señor Hayes.

—Esto es aburrido.

—Esto es lo que mami hace ahora. —Saco mi radio del bolsillo del delantal—. Mira, puedes escuchar música si quieres.

—No quiero —responde enojado y cruza sus bracitos sobre su estómago.

Está logrando ponerme nerviosa.

Lo llamo por su nombre entre dientes.

No puedo recordar cuando empezó con esta actitud, él debe entender que no debe actuar de esta forma, mucho menos en nuestra situación.

Me pongo de pie y suspiro frustrada, apenas los de seguridad lo dejaron pasar y definitivamente esta no es la mejor manera de iniciar la tercera semana de trabajo.

Observo que sobre el escritorio del Señor Hayes hay unas cuántas hojas blancas, tomo un par y me fijo si de verdad están en blanco, no me imagino que sería de mi vida si llegase a tocar algún documento importante aquí.

Sería un infierno peor del que ya es.

Tomo un par de lápices de grafito y los dejo frente a Michael.

—Mira, puedes dibujar aquí, no presiones los lápices para que no queden marcas sobre la mesa que es de vidrio y puede costar mucho.

Michael asiente con la cabeza y se arrodilla frente a la mesa para dibujar.

Suspiro algo tranquila.

«Finalmente

Debo aprovechar este momento para terminar lo más pronto posible, ya que puede entretenerse solo por unos minutos.

Sacudo rápidamente los muebles, ordeno un poco el escritorio, llama mi atención un sobre marrón que tiene como destinatario a Troy. Tomo aquel sobre y su peso es inexistente, lo dejo sobre la pila de papeles, al parecer es importante ya que tiene escrito la palabra urgente en mayúsculas y de color rojo. Vacío la papelera de su oficina y doy otro vistazo, ya no falta nada. Su oficina sigue tal y como la dejé ayer.

—Michael rápido, deja los lápices en su lugar, toma tus cosas y vámonos. —Termino de guardar todo lo que utilicé en el carro de limpieza, veo que Michael guarda uno de los lápices en el bolsillo frontal de su mochila—. ¡Michael Maurice Ray! Lleva esos lápices y las hojas que no utilizaste al escritorio ¡Ahora!

Llámame CrystalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora