Capítulo X

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Michael se ha quedado con Dolores todo el día y es hora de ir a casa a tratar de poner todo en orden.

Es difícil dejar de sentir miedo, aún temo que Dylan esté esperando para atacarme, o peor aún, que haga daño a mi hijo.

Troy toma mi brazo un poco antes de ingresar a su departamento —Antes de entrar, quiero contarte algo.

—Sí ¿Qué es?

—Hunter y su equipo enviaron un reporte acerca del estado de tu departamento y todavía no es seguro, el daño material que hizo este hombre es demasiado, ya que no fue solo en tu departamento, sino que forzó la cerradura de la puerta de entrada, ahora lo están buscando.

—Oh Por Dios — llevo mis manos a la boca, sorprendida ¿Dylan fue capaz?

—Me ha dicho que se puede ver a alguien entrar al edificio gracias a una grabación de circuito cerrado de una cámara que está frente al lugar, pero es imposible distinguir exactamente quién es, las cámaras siguen lejos.

Parpadeo rápidamente.

—Insisto en que Michael y tú se queden al menos una noche más, ya tienen todo lo que necesitan y...

—Troy, espera un momento ¿Qué hay de María? Ella también...

—Ella está aquí, hice que la trajeran. Ahora, este tipo puede volver esta noche o cualquier otra noche, Hunter ya fue a la policía, al precinto cuarenta y dos.

— ¿A la policía? —mi voz tiembla. Massen se pondrá al tanto de todo y temo que utilice esto a su favor. Trago saliva y vuelvo mi atención hacia Troy. Continúa —Hablaré con los dueños del lugar para reforzar el sistema de seguridad del edificio, cámaras de vigilancia, alarmas, lo que sea necesario.

Abro la boca para responder y me silencia pasando su pulgar sobre mis labios —Antes de que digas algo, piensa en Michael.

Michael no sale de mi mente ni por un segundo, Troy.

Afirmo con la cabeza —Está bien, una noche más.

—Será más que suficiente —las puertas del elevador se abren y hace un gesto para que pase.

María y Michael están sentados en el living leyendo algo. ¡Mami! Grita mi hijo al verme y a toda velocidad corre hacia mí para abrazarme por las caderas. Le despeino y me inclino para dejar un beso ruidoso en su cabecita.

María me da un abrazo apretado y siento su alivio al ver que Michael y yo estamos bien.

—Estaba tan preocupada —dice mientras nos separamos.

—Yo también.

—Ahora Troy se está haciendo cargo de todo.

—Lo sé —me aclaro la garganta — ¿Qué sabes de Amanda?

—Nada aún.

— ¿Quién es Amanda? —pregunta Troy mientras entrega su chaqueta a Dolores

—Es la hija del Señor Monroe, dueño del edificio —responde María dirigiéndose hacia él.

—Está bien, Hunter me dijo que habló con su hija, ahora me gustaría hablar con el padre de Amanda —gira hacia Dolores que está frente a la isla de la cocina —Dolores ¿Preparaste la cena? Estoy hambriento.

—Tal como me ordenó, preparé lasaña.

—Mmm suena bien ¿Suena bien, amiguito?

— ¡Sí! —ambos chocan puños.

—Ahora, ven conmigo Michael, continuaremos con la Estrella de la Muerte de legos mientras mami descansa ¿Sí? ¡Vamos!

Los veo alejarse. María se acerca y susurra —Ese hombre quiere mucho a Michael.

Sonrío —Cualquiera puede encariñarse con mi boo.

—Así también Troy, te tiene mucha estima.

Trago saliva —María, Troy y yo...

Niega con la cabeza —No hace falta que des explicaciones hija —Hace una pausa y sonríe —Lo conozco desde hace mucho tiempo y después de la muerte de su madre, su mirada se apagó y ahora veo una pequeña chispa, por favor no dejes que se apague.

Niego con la cabeza —María, es muy pronto.

—Lo sé, tan sólo sucede.

Miro hacia Troy y Michael, mi corazón se estremece al verlos juntos otra vez.

Estamos tomando helado de vainilla luego de aquella deliciosa lasaña preparada por Dolores, algún día tendré el valor suficiente para pedirle algunas clases de cocina. Michael ya está rascándose los ojos del cansancio. Veo en mi reloj que serán casi las once de la noche y boo ya debería estar dormido. Baja de su silla y camina hacia mí, se sienta en mis piernas y reposa su cabecita sobre mi pecho — ¿Estás bien, boo?

—Tengo sueño.

—Iremos a dormir enseguida ¿Si?

— ¿Está bien? —pregunta Troy, mientras deja la cuchara en su copa vacía.

—Ya quiere dormir, eso es todo ¿Quieres que te lleve a la habitación?

—No, quiero que Troy lo haga.

Abro los ojos en sorpresa.

De inmediato Troy se pone de pie —Bueno amiguito, vamos a dormir ¿Está bien? —Rodea la mesa, se inclina para levantarlo en sus brazos, Michael le rodea el cuello y casi de inmediato se queda dormido.

Troy, aún vestido con su ropa de oficina está llevando a Michael a la cama.

¿Cómo puedo resistirme a eso?

Mientras María ayuda a Dolores a limpiar los platos, voy hasta la habitación para ver cómo se encuentra Michael. Troy está cerrando la puerta detrás de él.

— ¿Se durmió?

—En segundos, está agotado.

Suspiro aliviada.

—Todo saldrá bien —Troy toma mi rostro entre sus manos y me besa —Y ahora, me gustaría cargarte hasta mi habitación.

Muerdo mi labio inferior y lo beso —Hoy no.

—Será cuando quieras —me besa otra vez —Ve a descansar, ha sido un largo día.

Afirmo con la cabeza y lo veo alejarse. Le llamo y se detiene a mitad del pasillo.

—Gracias, por todo —digo tímidamente.

—De nada.


Sus pasos parecen lentos, ya que me concentro en mirar su ancha espalda y la forma en la que le sienta la tela de sus pantalones no parece real.

Llámame CrystalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora