Capítulo XXVI

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 — ¿Eso es todo lo que vas a llevar?—pregunta María, mientras termina de embalar una caja llena de juguetes de Michael. Afirmo con la cabeza —No tenemos mucho aquí.

María toma asiento en el sofá y mira con expresión triste —No quiero creer que se van —dice cuando termino de cerrar una de las bolsas que vamos a llevar.

Tomé una decisión, Michael y yo nos iremos de Nueva York en pocos días, para siempre, a empezar la vida que sé que merecemos. Volveré a San Diego, a pesar de que no quiero hacerlo.

—Sabes que puedes ir a vernos cuando quieras.

—Los voy a extrañar, demasiado.

—Y nosotros a ti María—me abrigo y cuelgo mi mochila al hombro —Debo irme, Shawna me espera.

En el último mes, estuve haciendo horas extra en la cafetería para poder ganar un poco más de dinero, lo suficiente para que mi hijo y yo podamos salir de aquí.

Shawna me ha confiado la llave de la cafetería anoche. Abro la puerta principal y acomodo lo necesario para comenzar el día. De a poco, van llegando los cocineros, Dan y por último Shawna, quien decide organizar un pequeño brindis de despedida al terminar la jornada.

— ¡Está bien! ¡Está bien!—dice Shawna para acallar el bullicio que causamos cuando Dan terminó de hacer sus bromas tan malas —Quisiera hacer un brindis —levantamos nuestros vasos de plástico a medio llenar con un espumante de manzana barato —Por Valerie, nos ha sido de mucha ayuda aquí y le deseamos lo mejor —suspira y sonríe —Te extrañaremos, de verdad.

Sonrío en agradecimiento.

— ¡Por Valerie!

— ¡Por Valerie!—responden y brindamos.

— ¿Estás segura que no quieres ir? Dan invita los tragos, eso es muy raro y deberíamos aprovechar.

Niego con la cabeza —Prefiero ir a casa, estoy un poco cansada —respondo apenas.

— ¡Pero apenas son las siete!—Shawna insiste.

Luego de aquel brindis en la cafetería decidieron llevar la fiesta a un bar que está a dos calles de aquí —Además, quiero ver a Michael, ya se me hizo un poco tarde.

—Está bien ¿Nos vemos mañana?

—Es mi último día, vendré temprano —sonrío.

— ¡Nos vemos! —Shawna gira y se da cuenta que el resto de los compañeros comenzaron a ir sin ella — ¡Hey! ¡Esperen!

Cuando me faltan escasos metros para llegar, mi teléfono celular vibra, es una llamada entrante de la Doctora Specter.

Mierda.

Detengo la marcha para hablar con ella.

— ¿Valerie? Ya no vienes a terapia hace semanas ¿Qué ocurre?

Aspiro ruidosamente —Hola, Doctora... ehr, tengo un problema personal.

Terminé mi relación con Troy, no puedo dejar de pensar en él y dentro de pocos días saldré de la ciudad.

— ¿Es algo con lo que puedo ayudarte?

—Me temo que no.

—En ese caso regresa cuando estés lista, llama a mi asistente para agendar una cita.

—Lo haré, gracias.

Al llegar al edificio, saco el manojo de llaves de mi bolsa. Me asusto al encontrar la cerradura forzada, levanto la cabeza y las cámaras de seguridad de la entrada están caídas.

Llámame CrystalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora