A FLOTE.

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No sé qué pensar, me parecía flotar en medio del limbo.

Escucho la risa atolondrada de Paula y no puedo evitar pensar que ella me lo quitará, me quitará a la razón de mi existencia, me quitará las ganas de vivir...

No fue demasiado cariñoso con ella cuando Paula, después de salir del ascensor, se abalanzó a los brazos de Hugo y le besó en la mejilla muchísimas veces, mientras que del golpetazo me apartó hacia un lado y casi me caí al suelo. Lloró mucho sobre el hombro de Hugo sin ni siquiera reparar en que Nano y yo nos encontrábamos allí mirándolos con los ojos bien abiertos y yo con ganas de vomitar por todas partes, preferiblemente encima del vestido caro de Paula. "Dios mío... Tanto tiempo...", le había dicho a Hugo con el semblante serio y acariciándole una y otra vez las mejillas. Mi novio seguía sin mediar palabra, como si aquello fuera una pesadilla en la que despertaría pronto, como si no tuviera que hacer nada porque después no importaría.

Miré a Hugo, miré cada movimiento que hizo, pero nada me llamó la atención, salvo que no dejaba de mirarme de reojo una y otra vez. "Creo que me voy a la habitación ya me contaréis", dijo Nano, antes de entrar en el ascensor y marcharse a la habitación con la cara descompuesta, puede que sí estuviera malo de verdad. La cuestión es que al menos él había sido listo y se había ido dispuesto a dejar las explicaciones para mañana, para otro día. "Ivet nos dijo que habías despertado, pero no sabíamos que hacer, nos sentíamos mal por todo lo que estaba pasando y estábamos asustados", la voz de Paula me había parecido, en aquel momento, la más hipócrita que te pudieras echar a los oídos, pero de momento de mi boca no salió ningún comentario. "Ivet al menos vino a verme cuando estaba en coma, pero tú, papá, mamá... Ni siquiera os dignasteis. ¿No crees que es mejor dejar el orgullo de lado en esas situaciones tan extremas?", Hugo no le dijo "Hola", no le dijo "te he echado de menos", "te quiero, cuánto tiempo"... Simplemente se dedicó a echar en cara lo que él pensaba y atormentaba con una voz profunda y sincera.
En aquel momento, Paula dijo una gran mentira: "Yo hubiera sido la primera en ir a verte, quería ir... Pero tus padres me amenazaron con que me quitarían de la herencia, con que me tendría que ir de casa... ¡Oh, Dios mío, no sabes lo mal que lo he pasado!". ¿Cómo alguien podía llegar a ser tan mentirosa y no morir en el intento? En aquel momento pensé que mi novio lo aceptaría y entendería, pero para mi mayor sorpresa no fue así. "Eres penosa poniendo excusas mucho más penosas que tú, que ya es decir".
No supe reaccionar en el momento que soltó aquellas palabras, sin pensárselo dos veces y con el semblante más serio y doloroso que jamás le había visto.
Paula, por el contrario, pareció no importarle en absoluto y siguió llorando en su hombro. "Ésta tía es tonta", es lo único que pude pensar en cuanto Paula soltó a Hugo y él le dijo: "Venga, no llores más. Vamos a ir a nuestra habitación a hablar, allí estaremos más tranquilos". En ese momento Paula sonrió con hipocresía y vi como su mano se abalanzaba a la de Hugo, pero este fue mucho más rápido y cogió mi mano con la suya, dejando la otra dentro del bolsillo del pantalón. Paula me fulminó con la mirada cuando entramos en el ascensor, pero yo me sentía más viva y amada que nunca, así que apreté con fuerza la mano de Hugo y deseé no soltarla nunca más.

Ahora, Paula no paraba de hablar en francés con mi novio, pero para mi mayor diversión, él le contestaba en español.

-¿Por qué me contestas en castellano? -Le preguntó Paula mientras se descalzaba y se sentaba como un indio en la que iba a ser nuestra cama. Suspiré al mirar el reloj y ver que eran solo las ocho de la tarde; sería una noche muy larga.

-Vaya, pensé que te gustaría que habláramos en francés ya que hará muchos años que no hablas el idioma. -Me ponía nerviosa su sonrisita bobalicona mirando los labios de Hugo, los cuales creía que eran solo de mi propiedad, solo míos.

Hasta escuchar tu vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora