La sonrisa me salió sola al principio, pero después pasó a una forzada y por último a una expresión seria como ninguna.
En cuanto abrí la puerta y me encontré al hombre de mi vida delante de mí sentí que mi mundo volvía a girar en torno a él y que todos los insultos que se me habían pasado por la cabeza para referirlo, no habían servido de nada. Seguía tan enamorada de él como desde el principio cuando lo vi en aquella fiesta y reconocí que me parecía el hombre más atractivo de todos lo que había visto en mi vida.
Aguanté la puerta medio entreabierta y nos miramos a los ojos con una expresión en la que cabían tantas dudas como verdades. No me sonrió, simplemente se dedicó a mirarme de arriba a abajo como si fuera una pieza de museo.
-¡Hugo! -Dani apareció por detrás de mí y se abalanzo a los brazos de Hugo. Éste le abrazó con tanta fuerza que Dani comenzó a reír y a darle besitos por toda la cara. Yo me apoyé un poco en el respaldo de la puerta y contemplé la escena embelesada y con una sonrisita boba.
-¡Qué guapo estás! ¿Has crecido, verdad? -Preguntó Hugo como si fuera algo sobrenatural.
-Sí, he crecido un centímetro -Hugo rió y besó a Dani en la mejilla mientras lo aguantaba en el aire.
-¿Qué haces aquí? -Pregunté en un pequeño susurro.
Dani me miró sonriente y Hugo parecía desnudarme con la mirada. Sinceramente, aquella era la mirada que me transmitía cuando estábamos haciendo el amor... "Dios, Eva... Qué cosas se te pasan por la cabeza".
-Quería veros... A los dos... -Dijo con total seguridad.
Dejó a Dani en el suelo y éste le zarandeó para que le mirase.
-Ahora íbamos a comer. ¿Por qué no te quedas? Quédate, anda, porfa... -Dani miró con cara de súplica a Hugo y este se acarició la nuca con nerviosismo sin saber qué hacer. Dani se acercó a mí y se abrazó a mí pidiéndome que por favor le dejara quedarse.
-Porfis, porfis, porfis... -¿Cómo iba a decirle que no a aquella preciosidad? Aunque por otro lado yo también le necesitaba, aunque tuviese que tragarme mi orgullo y olvidar que en realidad jamás llegó a amarme como yo lo había hecho... Y lo seguía haciendo.
***
Había estado una hora mirando anillos, anillos y más anillos hasta que me decidí por uno de plata y con una pequeña piedrecita de rubí en forma de corazón.
No sabía si dárselo hoy, si esperar a mañana... Era algo realmente complicado. Estás toda la vida pensando que lo del anillo y la boda serán una tontería y a la hora de la verdad tienes unos agudos pinchazos en el estómago que te ponen de los nervios y no quieren que vivas en paz hasta que se lo propongas a tu amada. Creo que este miedo que siento es el miedo al rechazo. Si Eva me decía que no después de hablar sobre lo de Paula y ordenar nuestras ideas, creo que podría vivir aislado como un monje.
Para colmo estaba guapísima, cada día parecía ser un aliciente para que su belleza se multiplicara. Dani, después de pedirme a viva voz que me quedara y después de suplicarle a Eva que me dejara y esta le dijera que sí, salió corriendo hacia dentro del piso gritando que iba a poner un plato más y unos cubiertos en la mesa.
Se apoyó de nuevo en la puerta y me miró con seriedad.
-Dejo que te quedes porque Dani te echa de menos, no por otra cosa... -Me sentí como un niño indefenso al escuchar su voz tensa, pero a la vez cálida como si en realidad quisiera decir todo lo contrario. -No... No voy a estar a gusto, te aviso... Pero al menos él estará feliz. -Miró durante unos segundos a dentro del piso y después volvió a mirarme a mí. -Siento ser así, aunque en el fondo te merezcas que ni siquiera te deje hablar con Dani, conmigo o ni siquiera mirarme. -Después de aquel pequeño discurso y como un acto reflejo, la atraje hacia a mí, la llevé hacia delante y la apoyé en la pared con fuerza pero procurando no hacerle daño.
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Hasta escuchar tu voz
FanfictionConsideraréis esta historia como una especie de obsesión por mi parte, pero no os preocupéis, estoy loca... Pero solo por una persona; por el hombre que me enseñó a vivir, que me enseñó a respirar por primera vez, a mis veintiséis años. Me enseñó qu...