Lleva unos dos meses viniéndome a ver y no me canso de escuchar su voz, de olerla cuando se acerca y me coge la mano. Su voz se ha quedado grabada en mi mente a fuego. Aunque, a veces, simplemente se queda callada, sin decir nada... Como si necesitara compañía. Supongo que piensa que no la escucho, que no puedo escuchar su respiración acompasada, que no puedo escuchar como suspira, que no puedo escuchar, a veces, sus sollozos... Sé que se siente sola porque su abuela se está muriendo y ella no puede hacer nada para remediarlo. Yo llevo tres meses en coma, pero es como si llevara cien años. A veces no sé si es mejor que no venga, que no aparezca por la habitación... A lo mejor hubiera sido mejor que Dani no la hubiese traído jamás. Yo no sufriría tanto si ella no estuviera a mi lado, porque si ella sufre yo sufro. ¿Es qué no puede entender que no quiero verla más? ¿Es que no se da cuenta que sí que estoy aquí, que no estoy muerto? ¿No se da cuenta que no puedo verla, tocarla, acariciarla...? ¿Voy acabar odiándola?
-Vaya, te veo un poco tenso. -Me dice Dani con preocupación. -¿Tienes fiebre? -Me toca la frente con fuerza. "Yo estoy en coma, Dani; no debería ni tener noción del tiempo y ni siquiera debería tener fiebre, ni..." -A lo mejor estás triste porque Eva no ha venido en cuatro días, ¿verdad? -No estoy entendiendo nada, hace un momento estaba a mi lado, junto a Dani también... No entiendo nada, ¿por qué no me he dado cuenta que han pasado cuatro días? Son los efectos del coma. Dani me da un beso en la mejilla y se marcha, como cada día.
***
-Cariño, te veo muy triste. -Mi abuela mueve la mano hacia fuera de la sábana y coge la mía que esta tendida encima del colchón. Siempre me siento al lado de aquella cama blanca en una silla bastante incómoda y descolorida.
-Estoy bien abuela... Solo estoy un poco cansada. Nunca había pasado tanto tiempo en un hospital. -Ella afirmó con la cabeza y cerró los ojos con lentitud. Me alegré, porque debía descansar mucho y a veces le costaba conciliar el sueño. -Abuela... -Le apreté un poco la mano, antes que se durmiera del todo; entonces, ella me miró con los ojos entrecerrados. -He conocido a un chico. -Espero su reacción... Una sonrisa por su parte.
-Cuanto me alegro, cariño. ¿Cómo se llama? -Su vena cotilla aún seguía completamente viva. Ella rió al entender porque reía.
-Se llama Hugo.
-¿Es tú novio? -Me pregunta alegremente. Yo muevo los ojos de un lado para otro, al pensar en aquello.
-No, ¡por Dios! Digamos que es como un amigo, un buen amigo. -Recalqué las tres últimas palabras con fuerza, convenciéndome a mí misma que eso es lo que sería siempre.
-Tráele, quiero conocerle.
-Eso no va a ser posible. -Dije con disimulo. -Está en coma.
-Pobre chico... -Suspiró repetidas veces.
-¿Sabes que a veces estoy un rato paseando, por las tardes? -Su rostro sereno me escuchaba con atención, mientras me decía que sí con la cabeza. -Pues en realidad... Voy a verle a él.
-¿Le quieres? ¿Te has enamorado de él? -Lo dijo con tanto entusiasmo, que casi me lo creí.
-No, abuela... Simplemente lo quiero como un amigo. -Se me quebró la voz al final de la frase. No le conocía de nada, no podía gustarme como "hombre"... Simplemente me había parecido un buen chico. -Además, ¿sabes que nunca hablé con él? Ni siquiera sé cómo es su voz... -Me quedé como ausente e intenté imaginarme su voz. -Daría todo el oro del mundo por conocerle mejor... Pero no puedo, no sé ni quien es su familia... Nunca coincido con ellos. -Aquello era lo más extraño que podía suceder por allí... Parecía como si solo fuéramos a visitarlo Dani y yo... Bueno yo hacía unos días que no iba, porque debía poner en calma mis ideas... Y ahora debía hacerlo... Algo no me cuadraba...
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Hasta escuchar tu voz
FanfictionConsideraréis esta historia como una especie de obsesión por mi parte, pero no os preocupéis, estoy loca... Pero solo por una persona; por el hombre que me enseñó a vivir, que me enseñó a respirar por primera vez, a mis veintiséis años. Me enseñó qu...