Resultó que ellos no veían nada raro en que yo no hubiese conocido a Hugo antes de que entrara en coma. Para ellos lo importante es que le había conocido, fuese como fuese su estado.
Ana me dio de nuevo las gracias por ir a visitar a su hijo y hablar con él, pese a que yo no tenía la obligación de hacerlo.
Para mi mayor asombro, Paula me había abrazado con fuerza después que yo comenzara a llorar y les explicara el porqué de mi felicidad. Puede que se me notara un poco que sentía algo muy profundo por Hugo, pero tampoco es que me importara demasiado en aquellos momentos. Ahora lo único que deseaba era disfrutar de aquellas mini vacaciones y conocer un poco más al primogénito de la familia Cobo-Cobos.
Después de aquella comida tan áspera, Rafa se disculpó conmigo y se marchó a su despacho donde tenía que continuar con su trabajo. Mientras que Ana quiso enseñarme unas fotografías de Hugo cuando tenía unos cinco o seis años. "Era tan rubio y tenía el pelo tan largo, que la gente pensaba que era una niña", me decía, con un toque refrescante y divertido. "Después se convirtió en un chico guapísimo ¿no crees?" continuaba diciéndome y yo tartamudeaba ante su pregunta. Estaba obsesionada con el aspecto físico de su hijo... Pero, ¿y quién no? A mí me parecía muy atractivo y guapo. Mis mejillas se sonrojaron, pude notarlo enseguida. Ana no se dio cuenta, siguió explicándome cosas de Hugo por cada foto que me enseñaba. Ivet nos miraba sonriente desde el sillón más cercano al sofá donde estábamos sentadas. Era de piel y sería mejor no pensar en lo caro que podía llegar a ser aquel juego de sofás y sillones de color carne.
-Mamá, creo que estás aburriendo a Eva. -Ana levantó la vista del álbum de fotos, se cambió las gafas de cerca por las de lejos y miró a Ivet con el ceño fruncido.
-No digas bobadas. A Eva le encanta que le enseñe fotos de tu hermano. -Era verdad, estaba disfrutando mucho.
-Sí, puede que le guste... Pero tampoco hace falta que le cuentes sus intimidades. -Ivet se levantó del sillón, se dirigió hacia nosotras y arrebató el álbum fotográfico de las manos de su madre. -Mamá... Le has contado cuando se afeitó por primera vez. Quien es su cantante favorito. Cuál es su comida favorita. Cuáles eran sus dibujos animados preferidos. Cómo lloraba de pequeño cuando no le ponían polvos talco después de cambiarle los pañales. Cómo te hacía pucheros cuando no le comprabas lo que quería... Sí, la época en la que aún no odiaba el dinero y no tenía dependencia propia... Mamá... Le has contado incluso la primera vez que besó a una chica y fue corriendo a contárselo a papá... Pero si solo te faltaba contarle cuando perdió la virginidad. -Ivet no había respirado en unos segundos y yo tampoco. Ana le fulminaba con la mirada mientras yo no dejaba de pensar en cuando fue que perdió la virginidad... Desde luego, mis hormonas estaban revueltas. -Perdónale, tiene tantas ganas de ver a su amado hijito que no puede dejar de hablar de él. -Ivet le enseñó los dientes a su madre y desapareció por la puerta del salón, hacia el resto de la enorme casa.
-No le hagas caso... Es muy impulsiva. Estoy segura que pronto querrá irse de mí lado. -Se le cayó una lágrima por la mejilla. Yo saqué un pañuelo que llevaba siempre en el bolsillo de mi pantalón tejano y se lo presté. Ella lo miró reacia, pero finalmente acabó por utilizar. -Hugo se fue e Ivet es igual que él a su edad. -Otra lágrima.
Podía ser muy rica, pero era infeliz en todas sus facetas. No había superado la marcha de su hijo y lo del coma parecía haberla sacado un poco de su oscuridad, como si dijera: "Al menos sé que si no le veo o no hablo con él, no es porque no quiera, sino porque no puede". Aquel pensamiento me produjo una gran tristeza.
-Ivet no se irá, no le hará lo mismo que Hugo. Además, Hugo ya era un adulto hecho y derecho... Era más mayor que Ivet. -Me acomodé en el sofá y miré hacia la gran televisión de plasma que había delante de mí. Noté como Ana me miraba de reojo. -Y por lo que me ha contado usted y sus amigos más cercanos... -Pensé en Nano y Dani. ¿Qué estarían haciendo ahora mismo? -Hugo era un chico normal, deseoso de vivir la vida al máximo... Y supongo que aquí se sentía atado. Mantener la compostura delante de la gente; vestir ropa cara; estudiar en una universidad privada en el extranjero... Hay gente que el dinero le importa más que el amor y cuando digo amor me refiero al de todo tipo. Pero lo cierto es que el dinero es la raíz de todos los males... Y hasta que usted no comience a querer a su hijo antes que su amado y ansiado dinero... Él no podrá perdonarla y usted a él tampoco. -Nos quedamos calladas después del discursito tan absurdo que le había soltado y Ana paró de sollozar. Al cabo de unos segundos tensos, habló de nuevo.
-No deberías darle lecciones de moral a la que te gustaría que fuera tu suegra. -Se levantó con una elegancia infinita y me miró a los ojos desde la altura en la que le colocaban sus tacones. -¿Nos llevarás tú en coche para verle? -Me había quedado completamente petrificada... No por la pregunta, sino por la afirmación que había hecho al principio. Sí, se me notaba demasiado... Pero me había resultado muy vergonzoso.
***
-¡Hugo, Hugo, Hugo! -Dani acababa de entrar en mi habitación con una energía y una alegría rebosante. Notaba como paraba quieto a mi lado y suspiraba cansado como si hubiese corrido una maratón. -He hablado con Eva. -Me quedé quieto, aunque aquello no era demasiado difícil. -Me ha llamado a casa y me ha preguntado cómo estábamos. Yo le he dicho que tú la echabas de menos. -Sí, cierto. -Y también le he dicho que te estaba cuidando muy bien. -Sonreí ante aquello. Me dieron ganas de darle un fuerte achuchón. "¿Y qué más te ha dicho?". -Eva me ha dicho que volverá dentro de dos días y que trae una sorpresa para ti. -Qué raro me parecía todo. -También me ha dicho que nos echa de menos y que me quiere mucho. Yo le he preguntado si a ti también te quería y me ha dicho que sí, que eres un gran amigo. -De acuerdo, aquello ya era definitivo: no tenía nada que hacer con Eva. Ella me quería, pero como amigo. Suspiré frustrado al pensar en Nano a la misma vez que en Eva... Hoy por hoy, sabía que ella le diría que sí a la cita. Él podía hacerla feliz, pero yo no... Al menos estando como estaba.
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Contadme impresiones que han pasado muchas cosas 👀
Os leo♥️
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Hasta escuchar tu voz
FanfictionConsideraréis esta historia como una especie de obsesión por mi parte, pero no os preocupéis, estoy loca... Pero solo por una persona; por el hombre que me enseñó a vivir, que me enseñó a respirar por primera vez, a mis veintiséis años. Me enseñó qu...