Macy despertó con lentitud, abrazando una almohada. Hacía mucho que no dormía tan bien, y la cabeza ya no le dolía. Después del encuentro en el bosque, Dylan no volvió a hablarle en lo que quedaba de tarde. Fue como si hubiera desaparecido de su mente por todas esas horas, y eso le trajo paz.
La joven se estiró con lentitud, aún adormilada. Ella le pidió a Rhonda una de sus pastillas, y le hizo efecto casi de inmediato. Todo a su alrededor seguía nublado, y tardó en enfocar la vista. A pesar de haber dormido tan bien, tuvo sueños bastante extraños toda la noche. Por un instante, no sabía qué era real, y qué, una ilusión.
Macy se sentó con cuidado en la cama, todavía pensando en lo que ocurrió el día anterior. Por un instante, creyó que el encuentro con Dylan fue producto de su imaginación, y que él no existía. Sin embargo, ver el collar sobre su mesa de noche le hizo darse cuenta que todo era real. Ella lo tomó con cuidado, examinándolo con la luz de la mañana. Era más bonito de lo que pensó al inicio, y lo analizó con detalle. Era de oro, y el dije parecía tener zafiros reales. Dylan debía ser alguien con mucho dinero; la joya se veía muy costosa.
Macy volvió a dejarla sobre la mesa de noche, terminando de despertar. Apenas si recordaba cómo regresó al campamento después del encuentro con el muchacho, y todo se tornaba confuso después de eso. No estaba segura de haber cenado, y lo único que tenía claro, fue el momento en que Rhonda le dio la pastilla. Ella frotó sus sienes, tratando de recordar. Todo le daba vueltas.
La joven sacó una botella de agua que guardaba en la mesa de noche, y dio un largo sorbo. Una breve memoria llegó a su cabeza, y se dio cuenta que estuvo soñando que peleaba con el señor Stevens. Ella no sabía por qué, pero pequeños fragmentos aparecieron en su mente. Llovía con fuerza, y ambos estaban de pie en el patio. Las antorchas se habían apagado y no había nadie fuera de sus cabañas. Solo ellos dos.
Jason Stevens la gritaba con rabia, haciendo señas con las manos. Macy no pudo recordar ninguna de las palabras que dijo, pero sí lo furioso que estaba. Ella trataba de responderle, pero él ni siquiera le daba oportunidad de hablar. Macy apretó el collar en su mano, sintiendo un leve escalofrío recorrerla en ese instante. Ella no iba a permitir que nadie le levante la voz.
—¡Ya estoy harta de usted, y de su maldita forma de dirigir el campamento! —Sentenció, engrosando la voz—. ¿Por qué no mejor se pierde en el bosque? —Preguntó irónica—. Le haría un favor a todos aquí si desapareciera.
Macy sacudió la cabeza, riendo. Al menos, en sus sueños sí tenía la valentía suficiente como para decirle lo que pensaba. Bostezó una última vez, estirándose para colocarse el collar. Notó que la mayoría de sus compañeras seguía durmiendo, y supuso que debió levantarse realmente temprano. Aunque estaba bastante claro en el exterior, no podían ser más de las seis.
Macy revisó su reloj de pulsera, suprimiendo un grito. Eran las ocho y media de la mañana, y nadie las había levantado. Ella frotó sus ojos, creyendo que era un error. No podía ser posible que fuera tan tarde, y que el señor Stevens no las hubiera despertado con el sonido de la trompeta.
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Aka Zaba: Reina de Sangre
VampireMacy es la heredera al trono de los vampiros. El problema, es que ella todavía no lo sabe. Durante un campamento de verano, Macy descubre que los vampiros son reales; y ahora es una de ellos. Teniendo que lidiar con su nueva naturaleza, y el impuls...