Dylan regresó a su habitación, consternado por todo lo que Salvatore le dijo. Se sentó en el mueble, observando a Macy dormir. La arropó con cuidado, antes de regresar a su lugar. La cabeza le dolía, y no sabía qué pensar. Jamás imaginó cuáles serían las verdaderas intenciones de su padre.
—¡Dime la verdad! —Dylan exigió, plantándose frente a Salvatore—. ¿Por qué me obligaste a casar con Macy? ¿Por qué quisiste arruinarnos la vida a los dos?
El anciano tosió, sosteniéndose de la mesa. Esa no era la reacción que esperaba, pero no podía posponer más aquella conversación. Cada día se sentía más débil, y estaba seguro que su cuerpo comenzaría a fallar muy pronto. Sentía su fin cerca, y no tenía tiempo que perder.
—Siéntate, por favor. —pidió, señalando una silla—. Hablemos tranquilos; no estoy de humor para discutir.
Dylan obedeció de mala manera, cerrando la puerta antes de sentarse. Su padre no dejaba de toser, pero él estaba demasiado enojado como para preocuparse por él. La ira volvía a nublar su juicio.
—Ya estoy calmado. —mintió, intentando suavizar la voz—. ¿Por qué me obligaste a morder a Macy de nuevo? ¿En qué pensabas?
Salvatore soltó un largo respiro, bebiendo un poco de sangre. Finalmente, era momento de confesar la verdad.
—Lo hice por ti. —Salvatore lo vio a los ojos—. Sabía que Macy era la única que podría salvarte.
—¿Qué? ¿A qué te refieres? —Dylan se extrañó, confundido—. Yo no necesito ser salvado.
El anciano rio bajo, negando. Su hijo todavía no comprendía la realidad de las cosas.
—Desde el momento en que acepté mi muerte, comencé a ordenar todos los pendientes que tenía. —Salvatore se aclaró la garganta—. Sin embargo, me di cuenta que solo me faltabas tú. Dylan, eres el único asunto pendiente que me queda. Yo no puedo morir hasta saber que tú estarás bien.
—Yo no soy un niño, padre. —Dylan le recordó, todavía extrañado—. No tienes que preocuparte por mí.
—Tal vez no seas un niño, pero todavía actúas como uno. —Salvatore carraspeó—. Aunque no lo creas, yo te he protegido todos estos años; y eso es lo que me aterra. Me aterra el hecho de pensar que tu vida volverá a correr peligro cuando yo no esté.
Dylan negó, irritado. Salvatore lo subestimaba, tratándolo como a un bebé. Él era fuerte, valiente, y el líder de la guardia real. Había sobrevivido por su cuenta en el pasado, y esa vez no sería la excepción.
—Yo puedo cuidarme solo. —Le recordó, incómodo—. Sabes que...
—El concejo vampiro planeaba destituirte una vez que yo muriera. Y mi familia quería desterrarte. —Salvatore lo interrumpió, elevando la voz—. Todo el mundo conspiraba en tu contra, y yo no quería que nada malo te sucediera. Te iban a echar del castillo, y tú volverías a estar en las calles. Es por eso que hice lo que hice.
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Aka Zaba: Reina de Sangre
VampirMacy es la heredera al trono de los vampiros. El problema, es que ella todavía no lo sabe. Durante un campamento de verano, Macy descubre que los vampiros son reales; y ahora es una de ellos. Teniendo que lidiar con su nueva naturaleza, y el impuls...