CAPÍTULO 10

2.5K 240 42
                                    

—¿Por qué no me dijiste que Macy no sabía nada? —Salvatore inquirió, cerrando la puerta de su oficina

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Por qué no me dijiste que Macy no sabía nada? —Salvatore inquirió, cerrando la puerta de su oficina. 

—Porque no creí que fueras a llamarla heredera a mitad de almuerzo. —Dylan bufó, pasando una mano por su cabello. —Casi se desmaya cuando te escuchó. 

Salvatore caminó en círculos, conteniendo su enfado. El tiempo se le acababa y no podían cometer errores. No se arriesgaría a perder a Macy por el descuido de su hijo. A esas alturas, un paso en falso sería letal.

—Entonces, ¿por qué la trajiste aquí si todavía no estaba lista? —Cuestionó—. ¿Cómo accedió a venir si no estaba consciente de toda la verdad?

—Porque mató a uno de sus compañeros; no podíamos seguir en el claro. —Dylan masculló, acercándose a él—. Este es el único lugar seguro que existe para ella. Necesito terminar de entrenarla antes que ataque a otra persona. 

—Mierda —murmuró Salvatore, dirigiéndose a su escritorio—. ¿Alguien la vio? ¿Dejó testigos?

—No, por suerte, nadie la vio. —Dylan se aclaró la garganta—. Gia y Matthew se encargaron de la situación. Ellos se van a deshacer del cuerpo. 

Salvatore asintió, empezando a tranquilizarse. Hacía meses que las cosas estaban tensas con el concejo vampiro, y todo empeoraría si descubrían que Macy rompió su regla más importante. Los ancianos no perdonarían ninguna equivocación cometida por ella; sobretodo, porque no creían en su capacidad para ser la siguiente Aka Zaba. Ellos no confiaban en el juicio de una menor de diecisiete años. 

Salvatore se sirvió una copa de sangre, planeando bien su siguiente movimiento. Le consultó a Dylan qué tanto le contó a Macy, decepcionándose con su respuesta. Su hijo estaba retrasando todo.

—Iré a ver a Macy —avisó, terminando de beber—. Vuelve a tu puesto en el frente, ya hablaremos después sobre lo que haremos con esto. —Sentenció—. Tengo una nueva misión para ti, y esta deberás hacerla bien. 

Dylan asintió, retirándose del estudio en pose solemne. Tomó una lanza, blandiéndola entre sus dedos hasta llegar al patio principal del castillo. Él soltó un largo suspiro, intrigado por la misión que Salvatore mencionó. No quería decepcionarlo, pero tenía miedo de lo que le diría. Últimamente, su padre no pensaba con la misma claridad de antes. 

Macy salió en silencio de su habitación; todavía dudando sobre si quedarse, o no, en la casa de dos desconocidos. Ella era consciente que no tenía otro lugar al cual ir, y todavía dependía de Dylan para controlar sus impulsos. En ese instante, su vida era un desastre, y solo quería llorar. Jamás debió aceptar que él la mordiera. 

Macy sorbió por la nariz, caminando por los largos pasillos del castillo. Tenía demasiadas cosas en qué pensar, y resolvió buscar el jardín. Quería analizar todo lo que le ocurría, pero la belleza del lugar le impedía concentrarse en cualquier cosa que no fuera la decoración. Entre los cuadros, las armaduras, y los enormes candelabros colgando del techo, el resto del mundo parecía perder importancia. 

Aka Zaba: Reina de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora