CAPÍTULO 22

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Macy azotó la puerta del cuarto de Dylan, frustrada

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Macy azotó la puerta del cuarto de Dylan, frustrada. Había llorado todo el camino, retorciéndose en el asiento de la camioneta. Odiaba a sus padres, y se sentía decepcionada de ellos al mismo tiempo. Su vida ya no tenía sentido, y se dejó caer al suelo. Se quería morir.

—Macy, tranquila, por favor. —Dylan acarició su cabello, tirándose a su lado—. Ya no llores.

Macy negó, alterada. Sentía que su mundo se derrumbaba, y que todo lo que conocía se venía abajo. Sus padres, las personas que más amaba, eran solo unos farsantes oportunistas. Todo lo que conocía fue un simple plan para aprovecharse de ella.

—¡No quiero! —Macy gritó, sollozando con más fuerza—. No me pidas que me calme cuando acabo de perder a toda mi familia... —se ahogó—. Lilith y Alastair han muerto para mí. 

Dylan la meció entre sus brazos, conociendo el sentimiento. Él también había perdido a su familia, pero suponía que lo de Macy era peor. Era más fácil lidiar con un recuerdo, que con el odio y el rencor. 

Dylan la llevó al baño, ayudándola a lavarse el rostro. La abrazó por la espalda, acomodando su cabello hacia atrás. Macy temblaba entre sus brazos, y la guio hasta la cama. La ayudó a beber un poco de agua, antes de secar su rostro. La abrazó con fuerza, intentando calmarla. Él también continuaba sorprendido por la conversación que escuchó. 

—¿Tú sabías algo de eso? —Macy preguntó, girando hacia él—. ¿Sabías algo de lo que mis padres dijeron?

—Sabía que Lilith intentó abortar cuando se enteró que estaba embarazada de ti. —Dylan respondió, nervioso—. Salvatore me lo confesó cuando naciste; es por eso que él te quiso adoptar. Jamás imaginé que ella trató de abortarte en dos ocasiones más. 

Macy apretó los dientes, molesta. Hubiera preferido ser abortada, a tener que lidiar con todo ese dolor. Sus padres solo la veían como un premio que acababan de ganar. 

—¿Qué hay de la fábrica de vino? —Consultó—. ¿Qué hay sobre el trato de Salvatore con mi padre?

—Lo único que llegué a escuchar, es que Alastair es uno de los proveedores de sangre para el sustituto. —Dylan se aclaró la garganta—. Nunca me interesaron los negocios; mucho menos después de los problemas que causó mi adopción. Más de la mitad de los Brancchiatto pensaba que yo estaba detrás de las escrituras de la fábrica. 

—¿Y sobre la matanza de las embarazadas? —Macy masculló, enojándose—. ¿Por qué mi madre estaba tan emocionada por haber asesinado a su propia hermana?

Dylan soltó un largo respiro, y bebió un largo sorbo de agua. Eso fue lo que más le dolió enterarse. Él sabía lo mucho que Salvatore sufrió cuando sus nietas y sobrinas comenzaron a morir, y lo mucho que le tomó superar el duelo. Dylan fue uno de los encargados de investigar el caso, y tratar de encontrar a los culpables. A pesar que siempre sospechó de los grifos y cazadores, jamás imaginó que sus verdaderos enemigos vivirían a un par de horas de ahí. 

Aka Zaba: Reina de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora