CAPÍTULO 17

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Dylan se dio una larga ducha con agua fría, conteniendo la ira que cargaba dentro

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Dylan se dio una larga ducha con agua fría, conteniendo la ira que cargaba dentro. Su vida estaba hecha una mierda, y solo se arruinaba más con cada paso que daba. Le tomó más de dos horas calmar a Macy, y convencerla que todo fue un accidente. Ella jamás podría enterarse que su plan siempre fue provocarla para que lo mordiera primero, y hacerle pensar que todo fue un error. 

Sin embargo, aquella discusión era lo que menos le preocupaba en ese momento. Lo que continuaba enfureciéndolo, era la pelea que tuvo con Salvatore. Su padre estaba empeñado en dominar su vida a  su antojo, sin siquiera darle opción a tomar sus propias decisiones. 

—Ella ya lo sabe —Dylan sentenció, ingresando al estudio del hombre—. Macy ya sabe que estamos casados. 

—Excelente —Salvatore sonrió, tomando un largo sorbo de sangre—. Será cuestión de días para que ella se mude al castillo con nosotros. Las cosas están saliendo como las planeé—. Asintió—. Bien hecho, hijo. Puedes volver a tu puesto en el frente; te llamaré cuando sea hora de cenar. 

Dylan rio con amargura, cruzándose de brazos. Estaba harto de su actitud, y que su padre lo utilizara como una pieza más en su juego. Salvatore lo trataba peor que a un títere. 

—No me iré a ningún lado porque necesitamos hablar—. Aseveró, molesto—. Te he obedecido ciegamente por años, sin cuestionar nunca una orden tuya; pero ya no más. Quiero que me digas por qué me obligaste a casarme con ella. ¿Por qué me pediste que la mordiera de nuevo?

Salvatore dejó la copa sobre la mesa, elevando la mirada. Se sorprendió con lo que escuchó, asombrado. Su hijo nunca fue tan insolente. 

—La primera vez que me hiciste esa pregunta, te dije que la respondería cuando sea el momento preciso—. El anciano sentenció, tranquilo—. Todavía no ha llegado ese momento. 

—¿Y cuándo será eso? —Dylan bufó, irritado—. ¿Después de la coronación? ¿Después que se haya desatado la guerra con los grifos? ¿Cuándo?

—Cuando yo lo crea conveniente—. Salvatore se levantó de su asiento, viéndolo a los ojos—. Hasta que eso ocurra, te recomiendo aceptar tu matrimonio con Macy y dejar de tratarla como si fuera tu mascota—. Gruñó—. Ustedes son una pareja, y pronto tendrán que comenzar a actuar como una. 

Dylan negó, cansado de oír siempre lo mismo. Salvatore estaba obsesionado con la idea de verlos juntos, y oficializar su relación. Su padre insistía tanto con que fueran pareja, que intuía que habría una trampa oculta en ello. Sin embargo, Dylan todavía no descifraba cuál era. 

—Sí eres consciente que la voy a abandonar, ¿verdad? —Él inquirió, golpeando la mesa con ambas manos—. Después de la coronación, y que tú ya no estés, yo me iré del castillo. Este matrimonio no podrá disolverse, pero tampoco se volverá real. Macy podrá encontrar a alguien que sí la quiera, y yo me iré a Rayuka...

—¡Tú no irás a ningún lado! —Salvatore gritó, callándolo—. Tú eres su esposo; tu misión es quedarte aquí y reinar con ella. No puedes abandonarla. 

Aka Zaba: Reina de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora