CAPÍTULO 11

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La primera noche de Macy en el castillo fue un infierno

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La primera noche de Macy en el castillo fue un infierno. Y las que vinieron, también.

La joven despertó entre gritos a mitad de la madrugada, con el pulso acelerado. Los recuerdos volvieron a ella de golpe, repitiendo una y otra vez el momento en que atacó a Rhonda. Cada uno de los sollozos que la chica dio retumbaban en sus oídos, creando en un bucle infinito de lamentos y súplicas. En ese instante, ella no supo qué era peor; si las imágenes, o el sonido.

La puerta de su habitación se abrió de golpe, mostrando a tres miembros de la guardia real. Dylan ingresó tras ellos, creyendo que alguien la estaba atacando. Macy tuvo que explicarles que solo fue una pesadilla, y pidió disculpas por asustarlos. Hacía mucho no sentía tanta vergüenza.

Dylan se quedó un par de horas con ella, ayudándola a tranquilizarse. La dejó poco antes de las cinco de la mañana, y Macy ya no pudo dormir. Corrió las cortinas para observar el amanecer, y disfrutó el paisaje hasta que la llamaron a desayunar. No sabía en qué ciudad estaba el castillo, pero su cuarto tenía una vista maravillosa.

Ella aprovechó que su teléfono había terminado de cargar, y activó el GPS. Realmente tenía curiosidad por conocer la dirección exacta del castillo, y realizó una busca rápida. Macy ahogó un grito, dándose cuenta que solo estaba a tres horas y media de su hogar. Se encontraban en diferentes puntos del mismo estado, y le extrañó lo cerca que siempre estuvieron. 

El castillo se ubicaba en el terreno de una vieja escuela abandonada, de la cual, nunca halló información. No habían fotos de estudiantes, ni nombres de algún director o profesor. Lo único que encontró, fue una noticia donde explicaban que un benefactor anónimo lo compró después que clausuraran un hospital que solía estar allí. Sin embargo, no hubo nada más que eso. Era como si estuviera en un sitio fantasma, e intentara averiguar la leyenda urbana tras él. 

Macy suspiró, borrando el historial de búsqueda. Bajó antes que fueran a llamarla de nuevo, saludando a Salvatore y a Dylan al llegar. El desayuno transcurrió con tranquilidad, y ella agradeció que nadie tocara el tema de sus pesadillas y gritos nocturnos. No tenía ganas de lidiar con eso. 

—¿Es verdad que esto solía ser una escuela? —Macy preguntó de golpe, cuando Salvatore terminó de comer. 

—El colegio es solo una fachada para ocultarnos. —Dylan respondió ligero, recostándose en la silla—. ¿O acaso pensaste que construiríamos un castillo de veinte hectáreas a vista de todos los humanos?

Macy entrecerró los ojos, apretando los labios. Él podía hacerla enojar en segundos, y acababa de arruinarle lo poco que comió. Dylan siempre parecía estar a la defensiva. 

—Estas tierras siempre le han pertenecido a los vampiros; pero fingimos volver a comprarlas cada cierto tiempo—. Salvatore empezó a explicar—. Cuando asumas como Aka Zaba, las escrituras pasarán a ti. 

—Disculpe, ¿qué dijo? —Macy consultó, confundida por las palabras que usó—. ¿Acá qué?

Dylan rio, inclinándose hacia adelante. Macy hacía muecas extrañas cuando no entendía algo, y le divertía su expresión.

Aka Zaba: Reina de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora