CAPÍTULO 27

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Salvatore se sentó en su escritorio, observando fijamente a Macy

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Salvatore se sentó en su escritorio, observando fijamente a Macy. Ella lo siguió a regañadientes de regreso a su oficina, sin pronunciar palabra. Él notó la actitud de su bisnieta, pero prefirió no decirle nada. Las cosas habían estado bastante tensas entre ellos desde que Macy descubrió que eran familia. 

Salvatore sirvió dos copas de sangre, pidiéndole a los guardias dejarlos solos. Vio con el rabillo del ojo la expresión que tenía Macy, alarmándose. Ella se mostraba preocupada, pero no sabía el por qué. 

El hombre se sentó frente a ella, resolviendo preguntarle. Deseaba recuperar su confianza, y prefirió ya no leer su mente. 

—Te noto tensa. —Salvatore carraspeó, dándole una de las copa—. ¿Hay algo de lo que te gustaría hablar?

Macy negó, desviando el rostro. No podía quitarse de la cabeza nada de lo que había leído, pero tampoco quería conversar de eso con Salvatore. 

—Estoy bien. Descuida. 

Salvatore observó su mano, notando las pequeñas cicatrices en su palma. Él conocía muy bien esas marcas, y sacudió la cabeza. Ya comprendía lo que le ocurría. 

—Estuviste leyendo el libro de juicios, ¿verdad? —curioseó, viéndola a los ojos—. ¿Fue por eso que te encontré en la sala del Concejo Vampiro?

—Me confundí de habitación. —Macy se defendió. —No es lo que estás pensando.

Salvatore rio bajo, dejando el libro que tenía a un lado. Le pareció divertida la reacción que tuvo Macy al sentirse descubierta. A él no le molestaba que ella quisiera aprender por su propia cuenta. 

—Escucha, es bueno que quieras conocer la historia detrás de cada juicio que se ha celebrado. —La alentó, amable. —Además, muy pronto serás tú quien tendrá que actuar como mediadora en el tribunal.

—¿Mediadora? —Macy consultó, elevando el rostro. —¿Qué quieres decir con eso?

—Como te habrás dado cuenta, el concejo vampiro es inflexible e implacable. —Salvatore se aclaró la garganta. —En muchos de los casos, deberás intervenir para evitar que se dicten sentencias abusivas.

Macy bufó, cruzándose de brazos. El anciano hablaba como si supiera que leyó las condenas de Gia y Matthew. Ella se enfureció, recordando las veces que Dylan se metió en su mente. Estaba cansada que los demás la trataran como si fuera una niña. 

—¿Eso fue lo que hiciste con Gia y Matthew? —Macy preguntó, sin contener su enojo. —¿Por qué decidiste cambiar su condena?

Salvatore se extrañó con su reacción, carraspeando. Él no comprendía qué sucedió, y se mantuvo reacio a leer su mente. Estaba decidido a solucionar los problemas conversando. 

—Algo que siempre odié del concejo, es que nunca escriben la historia real de lo que sucedió. —Salvatore soltó una leve risa. —Ellos redactan los crímenes, pero nunca se molestan en escribir el motivo que llevó a alguien a cometerlos.

Aka Zaba: Reina de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora