Dylan avanzó con rapidez entre los árboles, tratando de no mojarse con la lluvia. Se detuvo junto a un roble, pasando una mano por su cabello. La tormenta estaba peor de lo que imaginaba, y supuso que Ethan exageró cuando le pidieron arreglar el clima. Ni siquiera en otoño llovía tanto como esa noche.
Dylan continuó su camino, disfrutando la súper-velocidad que tenía. De todos los poderes, ese era su favorito. Siempre le gustó trasladarse de un lugar a otro en cuestión de segundos, sin ser detectado por los humanos. Los ojos normales eran muy lentos como para captar el movimiento de su cuerpo.
El muchacho llegó al campamento, tratando de enfocar la vista. No recordaba a qué cabaña debía ingresar, y el patio le parecía diferente debido a la intensidad de la lluvia. Pasó frente a tres ventanas, antes de reconocer la que estaba buscando. Se paró bajo el umbral unos segundos, tratando de escurrir toda el agua de su ropa. Él también necesitaría regresar al castillo a cambiarse antes que Macy despertase.
Dylan abrió intempestivamente la puerta, avanzando con paso firme. Acomodó su cabello una vez más, y carraspeó. Había esperado demasiado para ese momento.
—La misión está cumplida— avisó finalmente, cerrando la puerta tras él—. Todo ha ocurrido según el plan.
Los jóvenes giraron hacia él, con una expresión aburrida en el rostro. Dylan siempre era inoportuno, y acababa de interrumpir la partida de strip póker que tenían. Matthew tiró su baraja de cartas sobre la mesa, alcanzándole a Gia un vestido para que se cubriera. Él todavía permanecía con ropa, pero estaba harto de escuchar la forma tan ceremoniosa en que Dylan hablaba. Cuando Salvatore los convocó para ayudar en la misión, jamás imaginó que sería tan difícil tener que lidiar a diario con su hijo.
Matt rodó los ojos, tomando su celular para comprobar la fecha. Rio al notar qué día era, y sonrió victorioso. Al menos, la visita del muchacho le trajo buenas noticias.
—Gané la apuesta —habló ligero, mirando a su novia—. Págame.
Gia se levantó de la silla para acomodarse el vestido, agradeciendo el haber estado con ropa interior al momento que Dylan entró. Ella detestaba que él jamás tocara las puertas, y caminó hasta el pequeño frigobar que se encontraba en una de las esquinas de la cabaña. Bebió un poco de la sangre que guardaban ahí, revisando la fecha en su teléfono. Soltó un largo bufido, y regresó con su novio. Detestaba perder contra él.
—Oye, no es justo—. Ella se quejó, entregándole la botella de sangre—. Yo dije que serían tres semanas. Todavía estoy dentro del plazo.
—Es más de media noche, querida. Ya acabaron tus tres semanas. —Matthew rio, cruzándose de brazos—. Perdiste.
La joven masculló algo indescifrable, dirigiéndose hacia su bolso. Tomó varios billetes de su interior, contándolos. Después de todo lo que escuchó sobre Dylan, y las pocas veces que se vieron en el pasado, creyó que demoraría menos tiempo. Jamás se arrepintió tanto de haber confiado en él.
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Aka Zaba: Reina de Sangre
VampirMacy es la heredera al trono de los vampiros. El problema, es que ella todavía no lo sabe. Durante un campamento de verano, Macy descubre que los vampiros son reales; y ahora es una de ellos. Teniendo que lidiar con su nueva naturaleza, y el impuls...