Jimin se encontraba pensando en la oscuridad de su habitación.
Había pasado por Elizabeth a la casa de su madre, después de comunicarle que no sería necesario que la cuidara.
La niña había preguntado porque la pijamada que su padre tuvo con Jungkook había durado tan poco, pero Jimin solo le dijo que el peli morado se había dormido temprano y él la extrañaba.
Eran las dos de la mañana y el peli rosa no podía dormir, las palabras de Jungkook se repetían una y otra vez en su mente, y por más que quisiera enojarse con el chico no podía, simplemente se sentía dolido.
Después de pensarlo se dió cuenta que definitivamente había sido poco profesional, y por eso había ofrecido una disculpa así eso se llevase toda su dignidad, pero en era evidente que lo que realmente le dolía fue el actuar de Jungkook, a pesar de no poder culparlo.
Hubo una chispa de ilusión en aquel momento de que el peli morado lo defendiera, es decir, Yeonsang tampoco había sido precisamente amable, sin embargo la reprimenda había sido para él.
Todos esos pensamientos llevaban a su mente a un mismo rumbo, el cual no le gustaba para nada y hacía doler su pecho, pero lo único que podía hacer era aceptar; Jungkook después de todo tenía un presente escrito con aquel rubio, y él solamente formaba parte de su pasado.
• • •
Otro día había llegado y Jimin odió con toda su alma el sonido de la alarma, a penas y pudo pegar un ojo cuando ya eran las siete de la mañana y su día debía comenzar.
Le tomo al rededor de media hora estar listo para irse, cayendo en que también debía despertar a Elizabeth, y eso sería una tarea muy difícil.
Bajó para prepararle un cereal antes de que se despertara pero se llevo la sorpresa de ver a su esposa haciendo una rutina de estiramiento en la sala de estar.
—Buenos días, ¿vas a estar ocupada hoy?— Le preguntó.
La chica se deshizo de uno de sus audífonos antes de negar.— Por lo menos no hasta la tarde- noche.
—¿Puedes llevar a Elizabeth a mi oficina cuando despierte? No quiero hacerla levantarse tan temprano todas sus vacaciones.— Le pidió.
Kendall asintió.— Está bien, yo la llevo.
Jimin le agradeció antes de despedirse y salir directo por su auto.
El recorrido a la empresa fue como siempre que iba solo, silencioso y aburrido, pero no había lugar en su cabeza para quejarse, ya se había acostumbrado a que su vida sería así, y mientras tuviera a su hija todo estaría bien.
Al llegar al edificio no tuvo tiempo de nada, pues su secretaria le avisó de una junta inesperada en la que ya lo estaban esperando, así que tuvo que posponer su café mañanero para más tarde.
Fue agotador tener que escuchar a esos inversionistas coreanos hablar por horas acerca de los planes que tenían en mente para llevar a cabo si aceptaban el trato, y fue aún más desgastante cuando su 'padre' le pidió que les explicara acerca de sus propios objetivos. Por suerte Jimin se pintaba solo para hablar y explicar, pero aún así sentía su mente fuera de aquella reunión.
Después de dos largas horas de esa reunión, se tuvo que trasladar a la sala de conferencias, yendo veinte minutos tarde por la prolongada junta, pero aún así nadie lo reprendería, pues él era el encargado de esa conferencia.
ESTÁS LEYENDO
SNS II: Life Goes On|| Kookmin
Fanfiction>> Los años pasaron y la vida de Jimin y Jungkook tuvo que continuar, aún por separado. Dicen que una vez que haces click con alguien es imposible volver a conectar de esa manera con alguien, pero...¿qué pasa cuando tienes que aprender a vivir sin l...