Había pasado poco más de un mes desde el cumpleaños de Jimin, aquel día tan maravilloso que el peli rosa había pasado con sus dos personas favoritas en el mundo.
Habían comido pastel, pizza, y reído hasta no poder más. Fue un día en el que realmente se sintió feliz.
Ahora mismo, era sábado, y Jungkook estaba sentado en la sala de la casa de Jimin, siendo víctima del peli rosa y su pequeña hija, pues ambos le estaban por hacer un cambio de look.
—Tengo todo bajo control, yo sé de esto.— Dijo la niña cuando Jimin quiso ayudarla a abrir una botella.
—Elizabeth nunca has usado un tinte de cabello.—Le dijo su padre.
—¡Shhh, yo vi un video en Youtube! Jungkookie no le creas, soy muy profesional.
El chico solo atinó a reír sentado en la silla donde estaría mientras cambiaban su cabello.
—Hace mucho no vuelvo al negro.— Admitió.
—Se te verá increíble, te verás más hot.
—¿Hot? ¿Tienes fiebre?— Cuestionó preocupada la pequeña, finalmente batiendo el bote.
Ambos rieron nerviosos.
—Son cosas de adultos, mi niña.
—Siempre dices eso cuando tu y Jungkookie se ríen y yo no entiendo.—Se quejó.
—Algún día vas a entender. Cuando crezcas.
La niña entrecerró los ojos a espaldas del peli morado, mientras se ponía los guantes.
Fue cuestión de segundos para que Jungkook sintiera una sustancia fría vertida sobre su cabeza.
—Ya no hay vuelta atrás.—Canturreó Jimin.
—Quedará in-cre-ible— aseguró con entusiasmo la pequeña Elizabeth.
—Sigo sin comprender cómo le confías tu cabello a una niña de cinco años.— dijo el peli rosa.
—¡Papá!— Exclamó ofendida.
—Es pelo, si algo sale mal va a crecer. En cambio, Elizabeth estaba muy emocionada por esto.—Explicó el casi peli negro.
El corazón de Jimin latía con fuerza ante sus palabras, el chico siempre demostraba el cariño que le tenía a la pequeña y eso valía oro para él.
—¿Ves papi? Jungkookie si me quiere.
—Dile a Jungkookie que te compre tus muñecas que tanto quieres.— Sí, Jimin era celoso.
—¿Jungkookie me las compras?— Preguntó, poniendo una tierna y dulce voz mientras seguía esparciendo el tinte por la cabellera.
—Mmmm, déjame pensarlo.—Fingió estar metido en sus pensamientos.—De acuerdo, te comprare las muñecas.— Finalmente accedió.
La niña festejó con un grito y pequeños saltos.— ¡Yeih! Mi Jungkookie es el mejor.
¿A que se debía tanto cariño? A que para Elizabeth ya era muy normal ver a Jungkook por su casa o incluso en la oficina, debido a que ese último mes Jimin lo incluía en sus planes casi siempre. Ella estaba encantada, pues el chico jugaba cuando se lo pedía y le hacia regalos, también le compraba dulces y helados.
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SNS II: Life Goes On|| Kookmin
Fanfiction>> Los años pasaron y la vida de Jimin y Jungkook tuvo que continuar, aún por separado. Dicen que una vez que haces click con alguien es imposible volver a conectar de esa manera con alguien, pero...¿qué pasa cuando tienes que aprender a vivir sin l...