17. Enciende el mechero:

4 1 0
                                    

Memorias: 

Domingo 24 de Noviembre:

— ¿Buenos días? — pregunto esperando que la persona al otro lado de la línea responda.

— ¿Qué hora es? — obtengo esa pregunta que aduras es entendible.

— Siete de la mañana en punto, salí ya de mi casa, apúrate que quiero verte.

— Muy temprano, cinco minutos más por favor — escucho aquella voz ronca.

— Hey, Joss, levántate ya, dijiste que escuchar mi voz por las mañanas te activa ¿Entonces?

— Si me activa y la activa muy bien, tanto que se inquieta — pronuncia un "humm"

— Hades Joss — río por la tontería que acabo de escuchar — si quieres que la inquiete más tienes que llegar, así que levántate y toma una ducha, apúrate.

—Voy voy, llamas dentro de 10 por si me duermo de nuevo.

— Dentro de dos, así que mas te vale estar en la ducha.

— Entiendo señora, nos vemos allá, con cuidado niña.

Corto la llamada para poder salir de mi casa recién, obvio, mentiras piadosas no hacen daño a nadie, igual solo tomaba el auto y estaría en camino. 

Podría decir que era un domingo cualquiera pero estaría mintiendo y es que no se me ocurrió mejor idea de tentar a Joss durante toda la noche haciendo que acordemos una pequeña escapada a su casa ese día, logrando que con solo llegar a la academia esté sumamente nerviosa; ahora adivinen quién acaba de dar el saludo más ridículo de su vida a la persona que le hará temblar las piernas más de lo común.

— Buenas, en la tarde de día  — me quedo callada por unos segundos analizando lo que acabo de decir, pero no tardo ni dos segundos en escuchar su risa, esa risa que me me hace reír a mi también — Hades, lo siento, no se que dije.

— Una linda ocurrencia para empezar el día, nada mal ¿Preparada para el examen final? O ¿Quieres que te explique algo? ¿Alguna duda?

— Si ¿Te deshiciste de la inquieta? — le digo dándole una mirada rápida hacia abajo.

— Suficiente como para andar pilas hoy, la disfruté mucho — se apoya en la baranda — ¿Tú?

— ¿Qué? ¿Yo qué? — juego con mis dedos.

— Si estás lista para el examen 

— Ah, claro, sí, obvio, apostemos ¿Sí?

— Claro, voy pensando en que me darás de nuevo.

— Está vez no, seré yo la ganadora.

Le dije para correr a la máquina de café, compraría un chocolate con leche, perfecto para este día, escucho los pasos detrás mío de Joss cuándo llego primero que él le digo:

— Gané, te toca comprar 

— Ah shit, here we go again!

— Reglas son reglas, lo siento cariño. 

Después de ese episodio, subimos con tranquilidad al aula a dar el examen respectivo, lamentable situación la que vivimos todos los fines de mes; la docente dio las mismas indicaciones, Tefa me deseo suerte, las devolví e inició.

Estuve concentrada durante más de cuarenta y cinco minutos exactos hasta que escucho a la primera persona en pararse, no me jodas ¿En serio? ¿Joss? siéntate un rato que no termino aún, pasa por mi delante, para salir del salón, guiñándome un ojo y susurrando: Gané otra vez; maldito, le respondí sacándole la lengua, mi trabajo era lento pero seguro, sí, lento pero seguro.

Our history of twoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora