21. Heridas de corazón:

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Al día siguiente buscaba un lugar para quedarme, le dije a Joss que él se quedara en el apartamento, que yo necesitaba pensar fuera de este, así que me quedaría con alguien, la pregunta es ¿Quién? Kamila estaba de viaje con su nuevo novio, no podía molestarla, estaba disfrutando de la vida y más amigas dónde pueda quedarme no tenía. 

Llamé a Christopher diciéndole que busque un reemplazo durante una semana, no podría ir a trabajar en estos días, preguntó preocupado la razón, le dije, ya no tenía porqué esconderlo y necesitaba decirle a alguien o me volvería loca, después de pre adelantarle un poco de la historia, no espero a que contara más y dijo que me quedara en su apartamento, había una habitación de invitados, podía dormir ahí, acepté de inmediato, solo quería estar sola y pensar. 

Chris me dio la clave, al ingresar todo estaba en orden, pasé al cuarto indicado y empecé a llorar, jadeando, arrugando las sábanas, dolía como el demonio, mi corazón dolía demasiado, mis lágrimas no paraban de salir, estaba destrozada de la peor manera en la que podía estarlo, aquellas heridas de corazón eran las que más tardaban en curarse, pequeños recuerdos de este mismo dolor llegaron a mi mente, el destino era tan gracioso, te recordaba cosas que querías o creías haber enterrado para siempre, esas que habías echado a un cajón bajo siete llaves, pero no, te lo hará recordar, porqué es así, nunca esperes menos, solo mantente alerta. 

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Habían pasado horas desde que me quede dormida llorando, al parecer muchas ya que era de noche, un olor dulce llego a mi nariz, así que me dirijo a la cocina pensando que me encontraría a Chris, pero me encuentro una señora algo mayor cocinando algún tipo de comida dulce.

— Buenas noches Señorita, espero que haya descansado bien, le estoy preparando su cena, el señor Smith dijo que le gustaría comer algo dulce, prepárese ya casi esta lista.

— Oh, buenas noches... — se me había hecho costumbre de cada vez que conozco a alguien nuevo, haga una pequeña inclinación, desde mi adolescencia se me había quedado — ¿Señor Smith? ¿Christopher Smith? 

— Sí — sonríe — es muy amable, me pidió que viniera a cuidarle en lo que el acababa unos asuntos.

— Comprendo — hago una pequeña pausa pensando en que debería de decir — ¿Su nombre? 

— Oh, me llamo Martha, por cierto, el señor me pidió que le diera este mensaje "Kathlyn, pide lo que quieres y come mucho, que cuando llegue quiero verte llenita"  eso me dijo que le dijera, no piense que le he agrego lo último — aclaró con timidez 

— Oh no se preocupe, lo sé, nos llevamos así, más bien, gracias por prepararme la cena, iré a lavarme las manos, ya vengo — sonrió a fuerza para pasar a los baños y después regresar.

— Ahí está, pruébelo, espero que le guste — coloca el plato en frente mío, era pollo con alguna salsa dulce encima, no sé cómo pero había adivinado y dado en clavo.

— Oh, huele delicioso, gracias — la señora se quedó expectante ante mi acción, pero apenas acerque la cuchara a mi boca, unas náuseas llegaron.

Me paro corriendo de inmediato hacia el baño, la señora va tras mío, expulso lo poco que había comido en el desayuno, a pesar de no tener nada en mi estómago, las arcadas no paraban hasta unos segundos después, la señora me alcanza papel para limpiarme. 

— Dios ¿Qué le pasó? ¿Estaba feo? Le prepararé algo de inmediato — se levanta pero la detengo

— No, no es eso, olía bien, no se que me ha pasado estos días, he estado vomitando sin razón.

— ¿Por las comidas? O ¿Algún olor en específico? — posa su mano en mi hombro de manera delicada.

— No creo que sean por olores, si no al ingresar la comida a mi boca, después ocurren.

— Creó que debería de ir a ver un médico — me mira de una manera extraña que no logro descifrar 

— Es cierto, iré al  gastroenterólogo en unos días — hago acción de levantarme. 

— No creo que sea el especialista indicado señorita — presiona sus labios.

— ¿A qué se refiere? — la miro curiosa

— Creo que debería de ir al ginecólogo — sonríe — podrías estar gestante.

— ¡¿Qué?! 

Mierda, esto no podía estar pasando, no, no ahora, justo ahora no, no quería que las cosas sucedan así, no se si estaba lista para tener un bebé, no, no lo estaba, peor aún en esta situación y ¿Joss? menos, no sabía si quiera si deseaba tener un niño, no creo que lo quiera ahora, Hades ¿porqué a mi? solo me arrodillo y empiezo a llorar de nuevo, eran muchas cosas para digerir en un solo día.

Después de tener a la señora Martha tratando de calmarme en el baño por casi una hora, llega Christopher corriendo a ver que pasaba, me cuestiona si estaba bien o si me dolía algo, a lo que Martha responde a todas sus dudas, Christopher no espera más y me carga en su espalda.

— Señora, deje su número de teléfono en el refrigerador, le pagaré apenas regrese del médico, si gusta puede retirarse o quedarse, contará como paga.

— Claro, cuídela mucho señor, yo paso a retirarme.

— Esta bien — pasa por un lado conmigo en brazos haciendo el recorrido de su apartamento hasta el auto.

Me deposita en el asiento del copiloto, da la vuelta al auto para empezar a conducir, el trayecto estuvo casi en silencio, si no fuera por los pequeños hipidos que emitía, cuándo llegamos me ingresaron de emergencia, llegando a la habitación general, pide que me revisen, un doctor llega, toma nota de mis dolencias y síntomas, mientras que a Christopher lo hacían llenar la ficha de ingreso.

Horas después me llevaron a una habitación privada, dónde no solo tenía más privacidad para llorar de un poco, si no también había una pequeña televisión que me distraía un poco, estaba viendo unos dibujos animados junto a Chris cuando entra el doctor y es cuando me lleno de nervios.

— Dígame doctor ¿Qué tiene? — lo cuestiona preocupado.

— Al parecer fue un decaimiento causado por estrés ¿Ha estado pasando por situaciones bajo presión estos días? 

— Algo así — me mira — y ¿sobre el posible embarazo? 

— ¿Ha notado retraso de su menstruación?

— Humm — empiezo ha pensar, recordando la última vez, era muy irregular pero creo que tenía un ligero retraso a comparación del mes pasado — sí, pero muy tenue.

— Llamaré a un ginecólogo para descartar cualquier sospecha, como también se solicitarán exámenes de sangre, eso es todo.

— Gracias — le respondo, el doctor solo asiente y se retira.

Solo espero que no sea cierto, con Joss siempre hemos sido cuidadosos, bueno, no realmente, desde mi última visita al ginecólogo con la noticia de que mi fertilidad era muy baja, la cuál dificultaba quedar embarazada, tuvimos pequeños descuidos, pero no creo que hayan tomado peso o ¿sí?


Our history of twoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora