4. Terapeuta de un gran niño:

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Después de almorzar con un Chris evitando el tema a toda costa, regresamos, subimos hasta su oficina. 

— ¿Qué pasó allá? — lo miro de forma preocupada — ¿Uh?

— Conocí al mozo — baja la cabeza — de una forma no muy buena para los dos 

— ¿Cómo? — sacudo mi cabeza — es decir ¿De que forma lo conociste?

— Todo comenzó cuando... Él era amigo de un chico el cual estaba siendo agredido por unos matones afuera del club dónde fui una noche, al parecer su padre les debía, apostó todo pero nunca les pagó, así que tomó la decisión de huir dejándole la deuda a su propio hijo, me ofrecí a pagar su deuda si trabajaba para mi, como forma de pago. Aceptó pero luego de la deuda quedó saldada huyó, no supe de él hasta hoy. 

— Oh Hades, que locura. Pero ¿no traste de contactarlo? Digo, debió dejarte alguna referencia.

— Claro que sí, me dejó su número de teléfono y dirección, fui un par de veces para asegurarme y lo encontraba ahí, pero después, nunca más lo vi entrar a su casa. Llamé repetidamente a su teléfono pero nunca respondió. Dos meses después me cansé y deje de insistir. 

— ¿Crees que huyó después de que tú le brindaras tu ayuda? 

— No creo... 

Unos segundos de silencio pasaron, tenía una interrogante en mi cabeza por lo que no me quedaría tranquila hasta solucionarlo, así que pregunté. 

— Pero ¿por qué pagaste su cuenta? Es decir, no tiene nada de malo de ayudar a alguien, pero no lo conocías...

— Kath... creí que sabías, estuviste conmigo durante cinco largos años, ya para este tiempo creo que es más que obvio...

— Chris, sigo sin entender, explícate mejor — dije con expresión confusa.

— ¡¡SOY GAY!! — gritó levantando las manos.

No podía creerlo, Christopher era como un hermano menor para ella, pasaron cinco años trabajando hombro a hombro, tanto para crecer en sus carreras y así mismos, como es que no se había dado cuenta. Empecé a buscar indicios en mi cabeza, recuerdos o comportamientos, mientras Chris me miraba en silencio con los ojos llorosos, dejo eso de lado y me acerqué a él.

— Hades lo siento — acojo su rostro en mis manos mientras limpio las lágrimas que acababan de salir — no sabía, y no es que sea algo malo, solo que me tomaste de sorpresa. Oh Chris lo siento mucho — lo abrazo y empiezo a llorar junto con el — Te quiero mucho niño, deja de llorar que harás que se arruine mi maquillaje. 

— Lo- lo siento — aprieta el cuerpo de la contraria al suyo — no quería...

— Hey hey hey — levanto la cabeza del contrario— No pidas perdón, no tienes porqué. Te quiero mucho, no lo olvides, que tu sexualidad sea diferente a la mía no quiere decir que dejaré de hacerlo ¿entiendes? al contrario, te pido perdón por no poder darme cuenta, yo- 

— No, estoy bien — menciona entre sollozos — no pidamos perdón. 

— ¿Seguro?

Christopher solo acierta con su cabeza, para luego volver a abrazarme, esa tarde no acepté más reuniones, nos quedamos en su oficina, preferí quedarme a escucharlo que recibir a esos señores amargados, me contó más acerca de ese chico misterioso, claro, lo escuché, fue un momento muy psicológico para ambos, al terminar de contar todo, se paró y me abrazó, dijo que estaba agradecido de tenerme a su lado, eso hizo a mi corazón sentirse cálido, sentí que mi misión de terapia ya había acabado.

El ambiente quedó en calma, dentro del abrazo se encontraban sentimientos de gratitud y cariño.

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Llegué a casa, a penas entré me quité los tacones, había sido un día cansado emocionalmente, solo quería descansar, me acerqué hasta la cocina por un poco de agua y escuche la lavadora encendida ¿Joss estaba lavando? No suele lavar su ropa por la noche, de hecho nunca lo hace, siempre son los findes de semana, me dirijo hasta dónde se encuentra el aparato y puedo ver que es la ropa que estaba usando hoy y unas toallas ¿Se le habrá manchado? No le tomé importancia, voy hacia nuestro dormitorio, luego de ponerme la pijama, me hecho a lado de él, iba a darle un beso en la frente de buenas noches pero un sutil olor a alcohol invade mi nariz ¿Había tomado de nuevo? Sus amigos creo que toman el fin de semana de lunes a domingo, sonreí, luego le di el beso y me dispuse a descansar. 

Our history of twoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora