26. Cometamos pecado:

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Memorias:

— Así que, me estas diciendo que el unicornio se llama unicornio, porque deriva de su "uni" que es "uno" y cornio por "cuerno", es decir "un cuerno".

— Exactamente, es algo fácil de comprender — me apego más a su brazo que lo tenía envuelto entre los míos — no es que lo haya pensando mucho.

— ¿Cómo llegaste a esa conclusión? — inserta la llave de la puerta principal

— Jugué con las palabras — hinco mis hombros

Joss se limita a reír para darme pase de subir las escaleras, en lo que él cerraba la puerta, para luego alcanzarme escalones más arriba.

— Así que te gusta jugar — acaricia mi trasero — niña.

— Ah — volteó — mucho y no sabes como — subo corriendo las escaleras.

Entramos a la habitación luego de que le ganara en llegar, el ambiente me recibió con un peculiar olor a durazno, a lo que buscando la fuente con la mirada, me encontré a una pastilla eléctrica para los mosquitos que estaba prendida.

— Bueno niña, pase a descansar, que estoy igual de cansado — se quitó los zapatos para acomodarse a la cama — me levantas en media hora ¿vale? que luego tengo un encargo que hacer.

— Per — hice un puchero  sentándome al pie de la cama — está bien, descansa.

Recosté mi espalda en la pared aún estando al filo, presi mi celular con el objetivo de poner la alarma y distraerme en lo que pasaba la media hora, pero una voz minutos después me llamó.

— Ven — da palmaditas sobre el colchón — recuéstate.

Me quito los zapatos para acomodarme a su lado, de manera en que mi pierna izquierda está sobre la suyas, mi cabeza en su pecho y mi brazo sobre él, mientras que como almohadilla tengo a su brazo izquierdo, siento un pequeño aire tibio en mi cuello.

— Me encanta como hueles — da una inhalada más — siempre hueles como a cerezos o duraznos.

— Es que siempre que salgo me baño y hoy me bañé — reímos ambos ante mi comentario.

— No creo, es tu olor que emanas de forma natural, me gusta — acaricia mi cabeza 

— A mi me gusta estar así, sintiendo la calidez de tus brazos — cierro los ojos — me hace sentir segura y en paz.

Pasamos minutos en ese estado, algo estáticos, pero nuestra manos movibles entre nosotros, ya sea por el cabello, la espalda o la cara, esos momentos de tranquilidad llenaban mi corazón de un sentimiento de calidez, felicidad, de ese sentimiento dónde tu corazón late con tranquilidad pero te hace sentir eufórica, sí, creo que hablo de estar enamorada, no creo que lo encuentres en todos lados, la ilusión sí, pero el enamorarte, no creo, desde mi punto de vista, claro.

— He estado algo estresado estos días, tengo un nudo de estrés — suspira — demasiado tedioso.

— ¿Quieres que te ayude? — lo miro con picardía.

— ¿Cómo podría hacerlo? — entrecierro los ojos en su dirección.

— Humm, no se, tu sabes cómo — me mira expectante — ¿no?

— Tal vez... — meto mi rodilla entre sus piernas haciendo fricción en su entrepierna — será ¿esto?

Inicio escuchando pequeños suspiros por parte de Joss, ante tal acción aumento la velocidad de mi pierna, en lo que aprieto mis puños en su camisa, en el momento siento sus manos buscar mi cara, levantándola para empezar a besarme, eran besos llenos de pasión, los cuales de detenían por segundos para tomar aire o porque me distraía en sus labios que me olvidaba de mi trabajo en su entrepierna.

Our history of twoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora