Capítulo 1

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32 noches antes.

Estoy muy cansada de este maldito coche. Llevo aquí metida desde hace al menos 20 horas, sin exagerar.
¿Por qué estoy tanto tiempo metida en un coche?
Fácil, hace apenas 48 horas mi padre y yo decidimos irnos a vivir a Alaska, ya que es el estado más alejado de Estados Unidos, y eso era lo que más necesitábamos.

Cuando pasamos a Canadá y logramos entrar al pueblo en el que viviremos, me fijé que en la entrada de Secir se encontraba una cafetería de 24 horas abierta.

Eran aproximadamente las 3 de la mañana y aún con esas, había bastantes personas en las afueras de la cafetería y parecía que discutían.

Le dije a mi padre que no sería buena idea, pero como él no había comido desde hace por lo menos 6 horas, estaba hambriento. Y para qué mentir, yo también lo estaba.

Al entrar detecté un olor muy fuerte a algo podrido y a cerveza.
Intento no poner cara de asco, cosa que es imposible al divisar una especie de cuerpo de un animal encima de una mesa.

Se me escapó una arcada, y con razón. Cada vez que nos acercábamos, con un par de pasos, el olor se volvía más fuerte.
Al mirar a mi derecha me di cuenta que me encontraba totalmente sola.

Me dio un leve escalofrío. ¿Cómo es que no me di cuenta?

Al levantar la cabeza me encuentro con unas cortinas de plástico transparente, están cortadas como en tiras y me fijo en algo rojo. Al acercarme un poco más pude saber qué era con solo el olor y la textura... Sangre. Y no sólo eso, sino que se escucha algo cortándose.

Mi curiosidad no se puede quedar quieta, y sin antes poder darme cuenta de lo que estoy haciendo, ya estoy caminando para después pasar las cortinas.

Todo estaba cubierto de rojo, y al momento de seguir andando...

Vi unos ojos grises que me miraban desde la otra punta de esta sala y, ojalá se hubiera quedado ahí todo, pero no, llevaba un cuchillo y me hizo una seña, la cual entendí a la perfección. Puso un dedo sobre sus labios haciendo el típico gesto que se les hace a los niños para callar.

Por el susto que me llevé al verlo salí corriendo de ese lugar y me fui con mi padre. 

 

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Ojos GrisesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora