Capítulo 6

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Ángel

19 noches antes.


Todo lo que es mal contado tiene algo que ocultar.
Todas las personas ocultamos cosas, ya sean grandes o pequeñas, todo tiene a salir a la luz.

El hecho de que esté en peligro por ahora ser una gris, es lo menos fuerte que puede ocurrir.

Cada humano tiene una serie de secretos, que, aunque sean buenos o malos, se ocultan por el bien de la persona.

Eso me hubiera gustado entenderlo antes.

Mis padres siempre me dijeron que era un ser algo especial.
Mis compañeros grises, que era como un "dios" de los grises.

En mi familia todos nacieron con los ojos grises y tuvimos siempre presente el asesinar o maltratar como algo normal.

El ponernos lentillas para no llamar la atención se volvió rutina desde que volvió a aparecer hace unos 10 años la antigua leyenda.

Nosotros con mucho esfuerzo conseguimos hacerla olvidar, pero en nuestros últimos juegos la cosa se salió de las manos y dejaron a todas las "víctimas" en la plaza, algunas sin extremidades, otras vivas, pero agonizando, en otras sólo una parte del cuerpo, y lo más común fueron las cabezas.

Aunque para mi familia fue muy satisfactorio, a mí me dio algo de asco y repulsión.
Debo de decir que en ese tiempo era un niño de sólo 10 años, pero ahora eso sería una fantasía para mí, con 20 años.

El miedo de hacerle daño a una persona nunca estuvo en mis planes.
Hasta que vi a aquella rubia bajita que entró al bar Gris aguantando las ganas de vomitar por el olor a muerto, y ver sus ojos verdes tan asustados al verme fue algo que me dejó loco.

Porque si existe algo que nos dé más placer que ver a las personas muertas o sufriendo, es ver a una chica/chico que estén buenos y muertos del miedo.

Decidí acercarme a ella cuando vi que se metió de lleno en una de nuestras reuniones, aunque ella no tuviera la menor idea.

Llevo varios días sin verla y eso me da malas sensaciones.
Ya que, en 19 días, mejor dicho, en 19 noches, será nuestro juego y ella no está preparada.

Decido levantarme de la cama después de mirar al techo durante horas y veo un mensaje de Daniel diciendo que irán al bosque a practicar y decidí aceptar ir.

Al pasar cerca del bosque me doy cuenta de que estoy yendo hacia la casa de Ángela, me fijo en que ella está mirando por la ventana y sin darme cuenta me pongo a sonreír.

— Ey.

— Hola Ángel.

— ¿Quieres venir al bosque? Van a estar Vanesa y Daniel.

— ¿Y qué haremos? — me detengo a pensar un momento, si le digo que cazaremos o algo por el estilo me dirá que no — Bueno me da igual, mientras pueda salir de aquí... Tardo 3 minutos.

Y entré a su habitación.
A los minutos saltó por la ventana ya lista.

— Wow

— Wow ¿qué?

— Pensaba que tardarías más — y que estás buenísima, lleva una camiseta de tirantes y unos vaqueros negros largos.

— Bueno, menos hablar y más caminar.

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