Capítulo 4 /Parte 1/

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✨Nuevamente se divide en 2 el capítulo.✨

27 noches antes

Han pasado 2 noches desde que me enteré de que soy cómplice en un asesinato. Y no en un asesinato cualquiera, sino en uno en el cual se podría decir que es sobrenatural, ya que murió hace 4 días, pero según el forense murió hace más de una semana.
Y no tiene sentido porque yo le vi morir, o al menos escuché que había muerto esa noche.

No puedo descansar en las noches por el miedo de que pase algo.
Sólo logro dormir por la mañana, y eso a mi padre no le gusta. Pero como trabaja no tiene de otra que dejarme tranquila.

Estoy terminando de leer Damián, y al mirar en la mesilla de noche noto que son las 3 de la mañana.
Me quedo analizando unos segundos la hora que era y después volví a ponerme a leer.

Estaba muy enfocada leyendo hasta que escuché unos susurros debajo de mi ventana.
Confundida me levanto y al asomarme noto una sombra negra.

— Hasta que por fin decides asomarte. Venga, baja — pude reconocer esa voz perfectamente.

— Ángel, ¿qué quieres?

— Tienes que venir, o saltas ya o subo a por ti.

— Pero...

No me dio tiempo a seguir quejándome porque ya tenía al imbécil trepando para subir a mi habitación.

— No pienso ir a ningún sitio contigo. — me crucé de brazos y me alejé de la ventana, ya que vi que estaba a punto de entrar.

— Claro que vas a venir. — dijo acercándose peligrosamente a mí — Y será mejor que cojas algo más que ponerte ya o bajarás —me repasa de pies a cabeza y de allí se quedó mirando a mi escote — o bajarás medio desnuda.

— No quiero ir. Déjame tranquila.

— Muy bien, tú lo has decidido.

Se me acercó peligrosamente, haciendo que yo retrocediera, hasta dar con la cama y callándome.
El sin ningún motivo se acercó más rápido y se me puso encima, sujetándome las muñecas por encima de mi cabeza.
Me le quedo mirando a sus ojos azules y es cuando me di cuenta. Si dice que es uno de Los Grises, ¿por qué tiene los ojos azules? Será algo que le preguntaré luego.
A pesar de que yo también le miraba a los ojos, sentía que en su mirada quería algo más. Y de verdad que lo sentí así cuando él empezó a acercar sus hermosos labios a los míos, pero de un momento a otro dio una leve sonrisa y empezó a hablar.

— Escúchame Ángela, aunque quiera seguir encima tuya, de verdad tenemos que irnos.

Después de terminar aquella frase me agarró de la cintura y nos levantó a los dos de la cama.
Dios mío, había notado que estaba bastante fuerte, pero nunca imaginé que lo estuviera tanto.

Me deja en el suelo en cuanto nos baja por la ventana.
En ese momento se me pone la piel de gallina al recordar cómo me agarraba para que nos calláramos.

— Que monada, si parecen enamorados y todo — me asusté al escuchar aquella voz y me alejé lo más que pude de la valla de mi casa.

— Daniel, no la asustes — dijo una voz más tranquila.

— Salid ya, par de pesados.

Y así ocurrió, apareció una chica pelirroja vestida totalmente de negro y a su lado había un chico con el pelo blanco.

— Chicos ella es Ángela, es la chica de la que os hablé. Ella es Vanesa — señaló a la pelirroja — Y como ella dijo, él es Daniel.

— Emm ok, ahora dime. ¿Por qué me bajaste a la calle?

— Tenías que conocerlos — dijo serio.

— Bueno, pues si ya no me necesitas, me iré a mi habitación.

—¡No! Te tenemos que decir algo más.

— ¿El qué?

— Debes venir con nosotros. Hay una reunión y por obvias razones debes de ir.

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